La verdad oculta

La verdad oculta

Jey MC

12/09/2017

En el extraño vibrar de sus afiladas mejillas, Facundo vivió una experiencia reveladora.

Las pocas horas dedicadas a sus clases de canto fueron más que solo aprendizajes musicales y desarrollo artístico, ese tiempo se transformó en conocimiento propio.

¿Quién no puede ahuecar la boca? ¿Quién no puede apoyar la lengua en el paladar o soplar? Pero esas, y otras sencillas prácticas hay que dominar para sentir la vibración.

Para Facundo fue un llamado de atención. Curioso, pensó en buscar nuevos conocimientos equivalentes a la resonancia en sus mejillas y así desarrollar habilidades aún superiores.

En la noche, habiendo ya cumplido con sus tareas programadas, se vio envuelto en una especie de trance, al que comúnmente se le dice “estar colgado”. Su cabeza se animó a ir mas allá de esa revelación, y se preguntó de dónde había obtenido ese avance.

Con la mirada fuera de foco, abrió aún más sus parpados al comprender que usar las mejillas como resonadores siempre estuvo a su alcance, solo que nunca lo supo.

Fiel a su estilo, extrapoló la vivencia a todos los aspectos de su vida, y ahora busca permanentemente combinar herramientas ya desarrolladas y si es posible desarrollar nuevas para volver a vivir revelaciones. Porque de lo único que tenemos que encargarnos es de llegar a ellas.

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