Tu primer recuerdo de cuando viste el mundo como realmente es, cuando observaste el cielo, con un intenso color azul, con sus deformes nubes, creyendo que ellas permanecían inmóviles, hasta que las ves fijamente y te das cuenta de que el viento las lleva en línea recta, para entender después años venideros que no siguen un patrón. No siguen una línea solo van aleatoriamente a donde las empujen los vientos, sin entender te ves a ti mismo en el sitio en donde viviste por primera vez todas esas emociones, como si estuvieras viento tu vida a través de otros ojos, tal vez tengas 6 años de edad, 4 o incluso 36 años cuando te sucedió este evento, aquello para lo que realmente vivimos, pero que lastimosamente olvidamos.

El momento en que cerraste los ojos y respiraste profundamente hasta llenar tus pulmones del aire que te rodea, mientras sientes en tu cara una leve briza que te cubre, que te arropa y sientes cada lugar que roza, como si estuvieras siendo acariciado por terciopelo, de repente tus parpados sienten una luz a través de ellos, abres los ojos y ves el sol brillando implacablemente, empiezas a ver de nuevo tu mundo, como si nunca lo hubieras visto de esa manera, ahora ves a las personas, ves sus caras, las detallas como si quisieras guardar ese recuerdo por siempre, empiezas a pensar en cuáles serán sus preocupación, si acaso ese rostro refleja que sienten y quienes son.

Un grito te aparta del momento en que te sientes uno con las personas, al darte la vuelta ves a tu madre llamándote exhaustivamente, al acercarte a ella ves que su rostro cambia, observas cada detalle, cada gesto en su cara, las palabras de tu madre pasan a segundo plano, ahora solo tienes tu atención en ver por primera vez a tu madre, ¿Ella es mi mamá? Esa persona estuvo a tu lado un largo camino, sin embargo ¿Cuántas veces vemos realmente al ser que es nuestra madre? ¿Sabemos cuántas arrugas tiene su cara? ¿El color exacto de su piel? En ese fugaz momento que se pierde con el tiempo es donde realmente nos damos cuentas de que vemos la figura que es la madre, pero nunca a al ser que la personifica, ella toma gustosamente ese papel, sin saber incluso que se pierde en los ojos de su hija la persona que un día fue.

El tiempo pasa y ella solo empieza a pensar demasiado las cosas, cada detalle, cada palabra, cada acción, las analiza hasta el cansancio, en donde no entiende porque su madre le pide que omita sus pensamientos, que calle sus incertidumbres. Palabras envueltas en dulces ruegos, en donde expresa que la verdad duele y por ello debe ser dicha con prudencia, sin entender por qué habría de doler una verdad la niña intenta ser prudente como le había pedido su madre.

Los años pasan y la joven observa que en su mundo se utiliza la verdad como arma, dispuesta a ser disparada en caso de perder una batalla, su propósito era herir y denigrar a las personas, ahora entiende porque su madre le pidió silencio cuando ella exigía respuestas, la mayoría de las personas ven la verdad como un insulto, solo porque algunas personas en sus momentos de euforia o enfado la dicen como un puñal dispuesto a herir, algunos en su camino le exigieron confianza y honestidad, ella todavía recordaba los malos tratos que esto le trajo, un voto de confianza a los nuevos amigos le hizo dar el paso final, ahora volvía a ser sincera, su amiga ahora está molesta, la acusa de hipocresía, ella no entiende como puede ser falsa mientras dice la verdad, entonces una noche a solas en su habitación mientras pensaba y repasaba la escena un sinfín de veces entendió que fue lo que hizo mal.

Su amiga esperaba otra verdad, algunos humanos están conformes con su propia verdad y se convencen a si mismo que el mundo a su alrededor posee esa misma verdad. Su verdad.

El tiempo corre y observas un nuevo cambio, entiendes que cada persona es una sinfonía, cada uno tiene su propio ritmo, a veces no conectamos con ellas, en otros momentos la conexión es fugaz, puede ocurrir durante una conversación trivial, en donde sientes que puedes hablar de cualquier cosa, puedes decir lo que sea y ella no te rechazara, pero tan sutil como el inicio de la su charla este vínculo se rompe. No todos estamos hechos para conectarnos con el mundo entero, no seremos los indicados para escuchar la historia de cualquiera de nuestros compañeros, a veces son pocas las personas que tienen un ritmo diferente al nuestro pero que encaja perfectamente con nuestra melodía. Sientes que puedes hablar durante horas con tus amigos, pero eso tal vez solamente ocurre porque tienes el mismo ritmo que alguno de ellos, esa canción que te hace seguir hablando por horas y horas sin preocupación alguna.

Sigue pasando el tiempo y ahora esa joven es mas sabia mas madura, eso no la exenta de cometer cualquier error, pero sí de aprender de los consejos y anécdotas ajenas a su persona, cree entender como librarse de los problemas y como prevenir catástrofes en su vida.

El tiempo pasa y encuentra un balance, dice la mayor parte de sus pensamientos mientras ve el rostro de sus amigos, ahora analiza cada gesto, comprueba cada palabra, ahora sabe como decirle su verdad a sus compañeros sin ocasionar odio o tristeza, no quería que su franqueza se convirtieran en un arma, pero ella era un ser humano, había momentos en los que la furia la dominaba y en un arrebato decía sus pensamientos sin el usual bálsamo que los endulzaba.

Sola en su habitación se reprochaba cada palabra, mientras retomaba la discusión en su mente y se exigía más calma la próxima vez, ahora una de sus amigas presentaba por esporádicos momentos indicios de una amistad toxica, en otros momentos signos de falta de autoestima y debilidad, en algunos era fuerte y amable, pero después se tornaba elocuente y antiparabólica con sus errores alegando no tener culpa alguna aun cuando era consiente de su desliz y del intento erróneo de ocultarlos.

Tal vez debió darse cuenta de que esa relación no traería solamente diversión sino también incertidumbres y molestias, es que ¿acaso ella tenía la convicción de que podía cambiar a cualquier persona para bien solamente con una amistad sincera?, ya había sucedido antes.

Su amiga, la que en un pasado la acuso de hipócrita, la que le reprochaba sus respuestas aun cuando era ella misma quien exigía una verdad, ellas dos tenían un aire similar, fue entonces que atendió porque las personas toxicas tienen amigos, porque nos atraen con su dulce ser, seres que en un primer encuentro se muestran bondadosos, amables y humildes, dentro de sí mismo tal vez sientan que de otra manera no podrán tener amigos, o simplemente sea su verdadera voz, una pequeña parte de ellos, porque no todos somos completamente malos y no todos somos siempre buenos. Con el tiempo entran en confianza y en cada conversación se viene entreviendo su verdadera forma de ser, cuando entra en confianza te repites a ti mismo que es tu imaginación, pones sobre ti mismo una venda para no ver la verdad, la dura verdad.

Las personas hablan te dicen en susurros lo que ellos dicen a tus espaldas, te aconsejan que sus comentarios son para herirte. No para sanarte. No para hacerte mejor persona, sino para reafirmar que son mejores que tú.

Ahora eres tú quien habla mal de ellos en un desenfreno de ira y tristeza, en estos momentos es normal que en algunas de sus charlas cada una dirija palabras de veneno contra la otra.

Ahora ni siquiera eres capaz de ver en lo que te estas convirtiendo, no a menos que una persona te lo diga. Que alguien te diga la verdad, ahora eres aquello que te hace infeliz, buscas refugio, pero no encuentras en tus seres amados las palabras correctas. Las que te harán sentir bien, las oraciones que te hacen ver que no hiciste nada malo, que hiciste lo correcto, que no tienes excusas porque es lo que normalmente se hace en situaciones de odio y tristeza.

Nunca llegaran las palabras correctas, las buenas oraciones que nos salvaran de nuestra oscura consciencia, porque dentro de ti, sabes que hiciste mal en dejarte guiar por tus sentimientos, ninguna persona te hará sentir bien por la sencilla razón de que hiciste algo malo, fuiste cruel al revelar sus defectos a tus seres amados, fuiste insensata al no escuchar los consejos de los más sabios, fuiste soberbia por creer que todos responderán con sinceridad y amor solo porque es lo que tu provees.

El tiempo pasa y empieza a cambiar su manera de ser, ya no quiere ser sarcástica, ya basta de seguirle el juego a sus compañeros y unirse a las malas charlas en donde solo se degrada ella misma, piensa que con eso bastara para volver a lo que era. Un invitado imprevisto se acentúa en su casa, múltiples ideas se le vienen a la mente, ella desecha los malos pensamientos, no era su deber o su problema hablar de las decisiones de sus padres o hermano. Ahora cada vez que sentía molestia por el arrebato de su privacidad ella se repetía como una oración “no debo pensar así, es malo ser egoísta, ¿que pensaran de mí?”.

El tiempo pasa y observa como su amiga, ahora novia de su hermano empieza a prolongar la estadía en su casa también, dos días se transformaron en un mes, y los meses en un año, al principio se sentía agradable su casa, podía durar horas hablando con los dos invitados o ¿huésped? Pero, una molestia empezó a acumularse en ella, como una gota en su ventana que con el tiempo se transformo en tormenta, nublando toda su visión y arrebatando toda posibilidad de tranquilidad. Ahora observaba como se entreveía las conversaciones con sus familiares, ahora era normal que hicieran chistes con doble intención, dijeran comentarios que hasta hace meses solo lo decían los de la familia, se acentuaban las malas caras, los malos tratos, ahora eran normales los gritos, la tosquedad al hablar.

La joven se cohibía de hablar porque no quería ser escuchada por los ¿inquilinos?, ahora debía de tener cuidado al vestir, sus padres la regañaban al ver su ligereza de ropa, su hogar se volvió distante para ella, no poseía la libertad de hablar ni tampoco la de andar.

El día en que empezaría el fin de su miseria llego, su madre que siempre fue una buena amiga en la cual refugiarse se marchó junto a su hermano, su largo viaje solo duraría 4 meses, las preocupaciones de la joven era tener que convivir sola con su padre, puesto que era el ser con el cual tenía menos relación, cualquier indicio de querer saber los gustos de su padre eran reprochados exhaustivamente por el mismo, veía una molestia entablar conversación con su joven hija, sin embargo ella observaba como el gustosamente las iniciaba con sus conocidos, esto ocasiono tristeza y rencor en ella, sentimiento que la acompañaba desde hacía mucho tiempo.

Tiempo atrás en un desliz la joven público que sentía molestia con respecto a su progenitor, sus padres inmediatamente quisieron aclarar sus sentimientos y ella termino abriendo su corazón y contado su parte de la historia, una charla que termino en lágrimas, puesto que, si no aceptaba, su padre se marcharía de su casa para no causarle a ella molestia alguna, pensaba que aquello mejoraría su situación, pero de alguna manera solo lo empeoro. De nada había servido sentir vergüenza al decir sus sentimientos o haberse sentido estúpida al contarlos, ahora su padre volvía a ser ¿igual? Supongo que es mejor decir peor. Aquella joven ya no podría hacer comentario alguno, corría el riesgo de ser la causa de un divorcio, no quería acarrear la culpa, no solo por lo que ella sentía.

Ahora que ella era mas madura pensaba en trabajar arduamente y vivir independiente, no deseaba vivir con sus padres nunca más, los amaba incondicionalmente eso no lo podía negar. Sin embargo, convivir con ellos le generaba muchos sentimientos en contra, ya no quería escuchar que ella era un gran gasto para su familia, ya no quería seguir llorando por sentirse inútil, ya no aguantaba ver como la adulaban cuando les convenían y como la destrozaban cuando querían. Observaba como su hermano siempre había sido el triunfador de su familia, mientras el festejaba con sus amigos ella se quedaba en su habitación leyendo innumerables libros, cuando su hermano gastaba en alcohol o en centros comerciales, ha ella le negaban la compra de cualquier libro.

Cuando decidió trabajar su familia le cerro las puertas, dijeron que ellos le pagarían su universidad, que ella no tenía que esforzarse de más, tal ves sea porque su hermano no estudio una carrera y porque ella fuera la única que tomo esa opción, pero, en algunos momentos envidiaba a su hermano, por tener el poder de hacer lo que quisiera sin depender de sus padres, ella también quería tener un trabajo como él, también quería ser libre.

El tiempo pasa y observa como se sentía su casa sin su madre y hermano, no los extrañas, no se siente sola, de alguna manera no sentía nada, pero ahora es su padre quien la cuida, quien le cocina, quien le busca conversación, ella entiende que sin su madre cerca el tal vez él busque un consuelo en ella, o simplemente quería saber como era tener una hija nuevamente, sus huéspedes siguen en la casa, ahora ella se siente enferma, pide que la lleven a urgencias, necesita ayuda, su padre conmocionaba, llama a su esposa que se encuentra a miles de kilómetros de ahí, ahora la joven llora desconsoladamente, no deseaba preocupar a nadie, no quería ser el centro de atención, solamente quería ir a un hospital, y en todo el mes que estuvo junto su padre, ese fue el primer error de su progenitor.

Pasan los días y vuelve su madre, solo duro un mes su viaje, su hermano sin embargo seguiría de viaje por 3 meses más, su mamá trae diversos regalos, obsequios que ella tomo agradecida, en la primera noche la joven se acostó tarde pensando en qué momento contarle a su confidente todas sus penurias, pero en algún momento de la noche un pensamiento azoto su mente. No importa que tanto insista en lo que la molesta, su madre solo la escuchaba, nunca la ayudaba, entonces prefería a su padre.

Su padre era porque nunca la escuchaba mientras que su madre si lo hacía, pero sin interceder nunca a cambio, prefirió no hablar más de sus problemas porque no quería generar falsa esperanza en que algún día sus penurias terminaran. Las semanas pasan y se decide a conversar con sus padres de los inquilinos, les manifiesta que con respecto a ella le habían negado la visita de sus amigos varias veces pero que de alguna manera no lo hacían con su hermano, aun cuando el había utilizado su casa de hotel y dejado que su amigo también disfrutara este beneficio, refutaba que le negaran los libros que tanto amaba leer, su padre le dijo que dejara el llanto que sus libros eran gastos innecesarios, le decía que el amigos de su hermano le hacia grande favores a la familia y por eso no tenía la opción de echarlo o impedir que trajera a su pareja con él.

Ahora la joven no deseaba dinero de sus padres, no quería que su madre le cocinara o le lavara, no deseaba volver a tener la confianza de la que gozaban antes de su partida, algo en ella había cambiado, ahora tiene un trabajo que le proporciona lo justo para ella mantenerse, ahora solo tiene que esperar a terminar la universidad para poder vivir sin ataduras, ahora ya no siente molestia en su casa porque ya se desligo de los problemas que tenía, ya no dependía de sus padres y no le dolía haber rompido vínculos con ellos, ahora era solo una extraña mas en la casa de su familia… Y eso la hacía feliz.

Fue entonces cuando ella entendió, que había cometido muchos errores, el primero era quejarse de la situación de su “casa” ella no tenía la posición para argumentar algo en contra del hombre que sus padres acogieron, era la casa de ellos y eran sus reglas, ella no tenia derecho a interferir, el segundo error fue que había dejado que los huésped tomaran atribuciones que no les correspondían, dándose cuenta solamente cuando ya el daño era irreversible, quien diría que bastaría que su cuñada levantara la voz, maldijera y dijera una grosería en contra de su tía para hacer que la joven entrara en razón.

Había llegado el momento en que la joven dejo de callar, ahora cada vez que algo la importunaba o molestaba respondía sinceramente con lo que sentía, ya no temía dañar a los demás con su verdad, se libro de su prisión, volvía a ser dependiente de su verdad.

Ya no soy la chica inocente que veía el cielo como si fuera su primera vez.

Convertí mi verdad en un arma, me uní a la fila de los adultos que no reconocen sus defectos, que buscan culpables en las columnas de los inocentes. Es curioso como de pequeño o grande deben de ser los problemas para hacernos entender quiénes somos y en quienes queremos convertirnos.

Ahora mi verdad dejo de ser mi arma, se convirtió en mi refugio y en mi fuerza, no callare mis pensamientos por el bien de los demás, porque se que solo seria huir de mi misma, ahora afrontaría mis errores sin buscar culpables.

Tal vez este sentimiento que se prolonga sea de rencor o una simple decepción, pero es algo que tal vez nunca sabre con certeza, espero que dentro de algunos años pueda entender mejor mis sentimientos y olvidar mis pequeños problemas para enfrentar los que están por venir.

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