-Ha-neul–
Como era de costumbre, me gustaba asustar a los niños y, a veces a los jóvenes de mi misma edad en las épocas de halloween. Eunjin y yo le hacíamos bromas a los profesores del instituto y alguno que otro estudiante… a quien engaño, todo el colegio ha recibido por lo menos una broma de nosotras; eso nos ha llevado a la casa donde actualmente estamos. Se preguntaran ¿y por que están en esa casa?, pues porque dices que debajo de esta casa murió una niña hace más de 100 años atrás, los pueblerinos la colgaron y quemaron el cuerpo de la niña, supuestamente porque ella se comió alrededor de unos 12 habitantes del pequeño pueblo; entre esas doce personas se dice que unos seis cuerpos eran de niño y niñas que conocían de la existencia de ella.
Nunca creí que la gente fuera tan idiota para creer que una niña de unos cinco años se comería a doce personas. Es un solo cuento para que los niños se queden quietos y no se metan donde no les importa.
Eunjin fue la primera en entrar entre las dos por la cerca, yo le seguí el paso caminando lento para no hacer ningún ruido que pueda llamar la atención de la gente, pero eso era lo menos que importaba, la casa estaba en medio de la nada y solo dos idiotas se pegaron tremenda caminata para llegar a la casa; si, estoy hablando de Eunjin y yo, por que si y por que creemos demostrarle a la gente que esa historia es mentira, ¿Que ganaremos? , tal vez un premio nobel o un grammy por descubrir que una historia de más de cien años era totalmente falsa. Llegamos a la puerta principal, traté de abrirla pero tenía seguro; agarre de mi bolsillo un pequeño clip, lo metí en la perilla dándole un montón de vueltas mientras intentaba forzarla, hasta que logre abrirlo, gran error, al abrir la casa nos recibió con un montón de polvo provocando en las dos empezar a toser.
Eunjin me largo una linterna mientras respiraba algo agitada por la tos.
— nos vamos a separar, tu por allá y yo por allá— me tocará ir por la derecha y ella por la izquierda, de seguro la planta de arriba la revisaremos las dos. Asentí sorbiendo mi nariz y me dirigían por donde acordamos.
El lugar era muy viejo, tenía polvo por todos lados y hasta algunas cosas estaban cubiertas con unas sábanas blancas que de blanco no tenían nada.
Mire más y vi la cocina, entré y no había nada, los gabinetes y la nevera estaban vacíos, había un espacio entre los mesones que supongo que hay ponían leña para poder cocinar.
En el camino de vuelta a la puerta principal me perdí, si, esta casa es tan enorme que no recuerdo haber pasado por un pasillo de cuadros, debo admitir que los cuadros son aterradores parece como si te vigilaran; como pude salí de ese pasillo, pero como que la suerte esta vez no está de mi lado, estaba ahora en una especie de habitación que perteneció a una niña, las paredes son como un rosa opaco, en el centro había una pequeña cama y a sus lados había un montón de peluches amontonados en una pila. Pero lo que más me llamó la atención fue una muñeca con pelo rojo que estaba en el centro de la cama, fui a agarrarla se veía como una muñeca normal.
Cuando la agarre todo a mi alrededor se volvió negro; escuchaba susurros, gritos, sollozos y risas. Me tapé los oídos para no escuchar más, caí de rodillas al piso mientras sentía mis mejillas húmedas, acerque mis dedos a mis ojos limpiando lo que sea que esté, me quede aterrada al ver que era sangre, brotaba a montones mientras un dolor de cabeza aumentaba y las voces también. Cerré con fuerza mis ojos solo quería que se callaran…
¡YO NO LOS MATE!
DÉJENME…
MAMÁ… NO TE VALLAS
NO, POR FAVOR
VETE…
¿JUGARAS CONMIGO HOY?
Serás mi nueva muñeca…
Te llamare…
Verónica…
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-Eunjin-
Estaba asustada, hace unos minutos escuche un grito, que supongo que es de Haneul. Todos estos años creí que Haneul era valiente, no le tenía miedo a nada y se me hace raro que grite por que se haya asustado.
Busque por todos lados a Haneul, hasta en la parte de arriba pero nada no hay señal de ella; me puse nerviosa, qué tal si la casa no estaba sola y hubiera alguien dentro, y le hizo daño… Borre todos esos pensamientos y me diriji a la cocina para revisar de nuevo.
Vi un pasillo que se me hizo raro por que cuando mire la primera vez no estaba, de igual forma revisaria aquel lugar. A pesar de ser tan aterrador no di vuelta atrás, de seguro me esta jugando una broma claro como a mi no a echo bromas, bueno, solo una vez pero con esa broma dio inicio a nuestra amistad. Llegue a una habitación que parece que perteneció a una niña, con colores rosa algo oscuro y un montón de peluches, revise el lugar hasta que vi a Haneul en una esquina tirada en el suelo boca abajo, corrí hasta ella dejando la linterna a lado mio y poder ayudarla; tenía en sus manos una muñeca algo rara trate de quitársela pero lo que recibí fue un grito por parte de esta.
— NO TOQUES MI MUÑECA— me gritó, en sus ojos se podía ver un color diferente a los de ella, como un rojo muy oscuro, como pude me levante bajo la mirada de ella, en un movimiento rapido le quite la muñeca tirando la a quien sabe donde. Haneul parpadeo varias veces haciendo que sus ojos cambien —¿qu-que paso?—
—no se, estabas actuando raro— dije en un susurro para tratar de calmar el ambiente que se había puesto algo tenso.
—larguemonos de aqui ya— dijo saliendo de la habitación a pasos acelerados. Mire un momento la muñeca para tomarla y guardarla en mi mochila, debía investigar más sobre ella.
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ambas chicas llegaron a sus casas, recibiendolas con un fuerte regaño por parte de sus padres. Haneul no pudo dormir en toda la noche por el miedo de que esas voces y personas volvieran a atacar; mientras tanto Eunjin investigaba algo sobre el caso de la niña y algo sobre la muñeca, pero nada, no lograba encontrar algo y eso la frustraba.
—carajo— suspiró levantándose de su escritoria dejando a la muñeca a un lado del computador. se dirijo a la cómoda cama cayendo rendida ante los brazos de morfeo.
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Una semana después, Haneul se encontraba en el instituto, estaba más dormida que despierta y de eso se dio cuenta el profesor Jung.
—señorita Shin, si no le importa la clase puede salir— Haneul se incorporó en su asiento viendo al profesor. Agarro sus cosas y salió del lugar a pasos apresurados, Eunjin imito su acción corriendo en un intento de alcanzar a Haneul.
—Espera— dijo logrando agarrarla del brazo.
—¿qué quieres?— preguntó intentando zafarse del agarre.
—¿qué te pasa?, ¿porque actuas asi?—
—y-yo…— cerró sus ojos con fuerza dejando que lagrimas corrieran por sus mejillas. —no se, siento que algo malo me va a pasar, que… he desatado algo malo— cayó de rodillas frente a Eunjin.
Eunjin lloraba desesperadamente, tenía miedo, en las noches veía sombras en su habitación y las voces no se quedaban atrás eso no la dejaba dormir bien a tal punto de quedarse dormida en las clases como hace unos minutos.
—tengo mucho miedo— Eunjin miro sus ojos los cuales estaban llenos de lagrimas, su color no era normal era algo como casi un azul muy claro.
—tranquila ¿si?, todo estará bien y podremos seguir haciendo bromas a todos, como antes— dijo acercándose a abrazarla dándole pequeñas palmadas en su espalda para calmarla. pero con lo que no contó fue que Haneul se desmayara en sus brazos.
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