La Tumba de Saxéx

La Tumba de Saxéx

Antonio Liz

05/11/2021

Continuación…El Rostro Enlodado

Ya muy de mañana trato de entender nuevamente si he soñado o si estoy muerto. Al levantarme del pasto noto que mis fuerzas no me han abandonado, ya que me puedo levantar con apoyo a las paredes de madera del establo. Mi boca la siento sucia con diferente sabor, como si la sal estuviera presente en mis labios. Escucho un murmullo fuera del establo, pero de solo una persona que aparentemente se responde ella misma. Al salir del establo noto varios árboles con hojas secas, y una pequeña choza hecha de cana y lodo, toda tierra esta cubierta con las hojas seca, un día poco frío, pero notable que el invierno ha maltratado toda naturaleza. Piedras rodean una fogata de la otra noche, al lado de la fogata ya apagada una anciana con una sabana marrón oscuro mantiene su mirada a donde estaba el fuego, murmulla muchas cosas que no entiendo, talvez otro lenguaje diferente a su manera, o un idioma que no conozco. Solo su cara es notable, sus ojos como si estuviera ciega se quedan como en el aire, fuera de esta vida. Su cara arrugada y su pelo largo canoso como si fuese una india de una tribu, pero más clara que el agua es mi sospecha que indígena no es.

Ekatulia

«Dos Semanas as dormido como si estuvieras muriendo, y yo que le digo a ellas que por algo no mueres, o algo te quiere vivo. Lo cierto es que es muy de mañana hijo mío, en eso estas en lo cierto, pero no sé por qué no descubro más de ti, será que eres alguien quien está destinado a venir por estos lados, o eres alguien del olvido y todavía no lo as procesado.»

Así se dirige la anciana hacia mí, como que me conoce, sin mirarme y solo presenciando mi presencia. En ese momento me acercó un poco más a ella, al ponerme frente de ella yo parado y ella sentada, todavía sus ojos no tienen dirección, no me mira y menos hace el gesto para ver que estoy frente de ella. En ese momento miro alrededor una vez más, a mi derecha árboles secos, y ami izquierdo lo mismo me rodea, como si el invierno ha matado todo sin dejar mucho que ver.

Nivek

«Mi nombre es Nivek Dillow, solo soy un extraño que ha tenido un mal momento, y estoy muy agradecido de que me cuidaron y no me dejaron morir. Debo partir ya, porque mi vida está en peligro, y ahora las suyas, si me dice donde estoy estaré fuera de aquí sin darse cuenta».

La anciana empieza a murmurar sola nuevamente, como si ella ha regresado a otro sitio en su mente, al no escuchar respuesta, camino unos 5 pasos, y en ese momento la anciana vuelve en sí.

Ekatulia

«No podemos escapar de lo que esta para uno, la muerte es segura donde quiera que vas, aquí, allá, y donde quieras ir. Por edad te llevo mucha sabiduría, pero en realidad me llevas más inocencia que ami mismo, una mujer que nació con el corazón oscuro para el mundo.»

Nivek

«Corazón oscuro?, tiene mucha libertad proclamándose bruja delante de un extraño.»

Ekatulia

«Extraño no, talvez conocido, talvez me conoces, o quien sabe, talvez buscas de mí.»

Nivek

«No vine aquí con misión de buscarla, y menos de saber de quién es, porque así como me quieren matar, así como por décadas y décadas las quieren quemar.»

Ekatulia

Miedo no encontrarás en este cuerpo ya viejo, como crees que el fuego quema lo que soy, si debajo de esta piel se esconde mi alma. Cenizas que vuelven al patio de donde vine, al igual que tú, entonces también eres brujo?».

Agarro un pedazo de rama par golpear a la anciana, pero una espada en mi cuello me detiene. Una mujer de algunos 3O años cabello corto rojizo y piel blanca me mira con mirada venenosa.

Molava

«Mueres hoy miserable, tu vida no era digna de salvar, la tocas y tu garganta se la comerán los cuervos.

En ese momento otro personaje ser acerca, una mujer de unos 20 años que rempuja la espalda fuera de mi cuello, y con su mano de calma le hace la señal a la joven que tenía la espada, indicándole que ya basta. La joven de pelo negro, ojos verdes conocidos, me mira firmemente y se acerca cara a cara conmigo.

Katizi

No te recuerdas de mí?… Eras el vagabundo que andaba corriendo los callejones que casi me mataste cuando atropellaste conmigo, y en el camino nos diste algo de comer, estamos a mano, te salve la vida… Por ahora.»

Recuerdo esos ojos verdes, y con tristeza le pido perdón por tratar de agredir a la anciana por llamarme brujo.

Katizi

Soy Katizi La que te trato de matar por segunda vez es Molava, y la anciana es Ekatulia, Tú eres?

AKatulia

«Se llama Nivek, si Nivek, y créeme que es bienvenido, los disgustos no son muy bienvenido para mí, pero me cae bien, me cae bien.»

Katizi se acerca a los árboles y con su boca hace un sonido de un búho. Detrás de los árboles salen dos niños, 7 a 8 años hembra y varón.

Katizia

«Ellos son Zatis y Miera, los pequeños, mis hijos, ya lo habías visto brevemente.»

Molava con espada en mano se acerca a los pequeños como para protegerlos de mí, mirándome con mucho odio. Ella se lleva a los niños fuera de mi vista, y dentro de la de la chiza hecha de tierra.

Nivek

«Mi camino es fuera de aquí, donde viven ustedes en paz, la paz desde aquel día ya no existe en mí, necesito irme para que ustedes no corran el mismo peligro.»

Katizi

«Estas en lo alto de la montaña, están cerca de aquí, pero pocos se atreven, ya que es tierra maldita. Los caballos y el ejército pasan a su alrededor, pero conocen muy bien este lugar, cuando la reina se entere de que no han venido por aquí, lo matara a todos. Un gran ejército marcha por la colina de Murmulla, es tan grande que tomara días para que todos pasen, chocaras con ellos si vas oeste, si te vas norte puede ser que te les pase, si vas sur volverás a la reina, y en el este es ciudad del reino, donde su hermana vive.»

Akatulia

«Debemos regresar, este día con la luz del el día tiene que ser corto, porque se acercan aquellos que no tienen miedo».

Katizi corre y le avisa Molava que sale corriendo con los niños, mientras que Katizi ayuda a la anciana a pararse y a caminar asia el bosque de árboles muertos. En ese momento la anciana se detiene y mira a Nivek.

Akatulia

«Ven con nosotras, ahora mismo no puedes salir de aquí, mientras más cerca de este lugar te encuentren, más sabrán que tenemos que ver.»

En ese momento sigo a las mujeres, mientras que Molava corre desde lejos con los niños, se pierde en mi vista, yo miro todo lo que es el bosque, y cada paso que doy siento que algo me está mirando, y es cuando escucho nuevamente la voz que me dice…» Estas en un nido conocido, es solo mío». Prosigo con ayudar a la anciana a apresurar el paso, mientras Katizi se pierde en la oscuridad. La anciana me indica por donde caminar, y es cuando me pierdo en la oscuridad, la anciana coge mi mano y me guía como si ella puede ver.

Ya en poca claridad puedo ver lo que esta frente de mí. Con mucha neblina y los sonidos de los cuervos, estoy por una camino que lo rodea gigantes piedras, el paso es estrecho, pero la anciana todavía me lleva de mano, el cielo gris y la luna que se refleja todavía en el día.

Al terminar el recorrido estrecho, llego a otro bosque, pero este sin hojas que mirar, solo ramas decoran su estructura, la tierra es marrón oscura, y varios charcos de agua negra circulan cada árbol muerto. En todo parece un desierto, porque todo es visible, árboles de todos tamaños muertos, como si el agua y el aire fresco no existe, solo una humedad fría nos acompaña. Cruzando ya el desierto muerto nuevamente entramos a otro bosque, esta vez con sus hojas secas, igual de donde estaba, y al final una gigante montaña que solo puedo ver las rocas que la han creado. Llegando cerca existe un agujero donde está abierto, con ramas y más ramas a su lado, y una gran cantidad de hijas secas. Una escalera de madera es el modo de bajar al agujero, y es cuando la anciana cuidadosa mente baja primero. Molava la espera más abajo cuidando de que no resbale, Katizi me indica que baje, y al bajar ella cubre el agujero con las ramas y las hojas que están al lado.

Al bajar noto solo una antorcha que los niños tienen agarrada, en ese momento Molava camina con ellos mientras que nosotros seguimos sus pasos, todo es tierra marrón oscura ami alrededor, de lado a lado y lo que piso con mis pies, como un túnel superestrecho que todo cuerpo roza al caminar. Al llegar al final, otra escalera de madera se respalda con la el techo de tierra, los niños suben primero y Molava con antorcha en mano sube la escalera, donde puedo notar un agujero estrello de piedra como un túnel hecho de roca perforada. Asisto a la anciana a subir, y Katizi me mira y me repuja para que suba a la misma vez, al subir encuentro varias antorchas prendidas en uno pequeño lugar redondo, donde en cada esquina puedo ver algunos mantos, y unos contenedores hechos como si fuera con la misma tierra. La anciana se sienta en su lugar, donde la acompaña varios objetos de madera y una pequeña fogata apagada rodeada de piedras. En un lugar noto sangre seca, mi puñal y mi mando de mal estado, y es cuando reconozco que he estado aquí sin saberlo.

El lugar no es húmedo y menos con brisa, trancado completamente dentro de una piedra. En ese momento recojo mi puñal, donde tiene una cruz tachada. Y es cuando paso mi dedo pulgar por la cruz, limpiándola de la tierra que la quiera opacar. Empiezo llego a recorrer la roca por todos lados, un lugar imposible de vivir.

Nivek

«He estado aquí, el olor es similar, he despertado y dormido en ese lugar, donde escucho sus murmullos.».

Katizi

«Te traje aquí antes de que mueras, mi misión era darte la vida por lo que hiciste por mí, ya curado te llevamos al establo para que despertaras y te fuera por tu cuenta, pero la anciana insistió en ayudarte más, y paso varios días haciendo su ritual.»

Nivek

«Como es que dentro de esta piedra no se asfixian, y se sienta que el aire contempla el lugar, no se puede vivir así.»

Molava

Vives ya?, no tienes que hacer pregunta, eres traidor, y así mismo nos puedes matar, no exija mucho, que mi espada hablo por mi cuando no quise traerte a este lugar.»

Ekatulia

Aquel quien te dio la vida, es ese que en esta roca nos da un hogar donde vivir, nos ofrece todo lo que afuera tiene, yo solo soy su cuerpo, porque él hace lo que tiene que ver con mi boca y piel.»

La anciana enciende su fogata solo levemente poniendo su mano encima de las piedras. Ella me mira y nota mi cara de terror, miro el lugar para salir y en ese momento llego a la realidad que fuera seria hombre muerto.

Ekatulia

Todo es posible en esta tierra, hablas de tus milagros con tu Dios, entonces no puedes negarme los míos aparte de quien dices que es tu padre. No me engañas, tu cruz habla del odio que sientes por mí, es tu camino, pero también tengo el mío.»

Nivek

«Creí que estaban todas muertas, por décadas y décadas es sentido sus cenizas que nublan el mejor cielo soleado, todos los días es imposible que no ejecuten a una, por una sospecha o un rumor, ya veo que la roca le hace mucho favor.»

La piedra me da mucha curiosidad, porque es como si alguien había hecho una casa escapando por dentro de una piedra. Su suelo es rocoso al igual que el techo y las paredes, pero no puedes pararte, solo puedes sentarte, es amplio para pocas personas, pero si no fuera por el miedo de que nos maten, no estuviera dentro. Es sofocante solo saber que estas en ese lugar, un silencio que solo te deja escuchar la respiración de las otras personas, y cada detalle de cuando mueven los labios. Un escondite muy privado, fuera de todo lo malo. Molava en una esquina recostada me mira fijamente, mientras mastica una rama que le pasa a los niños, con mirada de puro odio y su pelo que casi cubren sus ojos, se dirige ami como si ha estado esperando este momento.

Molava

«Quien eres Nivek?, quien anda contigo?, con quien trabajas?, quien te ha mandado?. De la nada no trataste de matar a la reina, de nada no estás aquí, y menos rodeas el palacio, nos debe eso y más, ya que nuestras vidas por tu culpa corren peligro de noche a mañana.»

Nivek

«No tengo a nadie, y menos misión, la quise matar, por mi honor, mejor que no sepan mucho de mí, porque les pueden ir peor.»

Molava

«Acaso crees que te tengo miedo, la diferencia entre tú y yo es que yo he matado a mi propósito, mientras tú fallaste como idiota».

Nivek

«No, no, no estoy amenazando, y menos a ustedes que me salvaron la vida, solo no quiero que sepan más de mí.»

Katizi

«Claro, proteges a tus seres querido, igual que puse a los míos a riesgo por salvarte, mejor es tiempo de que hables, para que Molava no te mate con su espada.»

La misteriosa voz se presenta, y es cuando me dice, «hombre de honor, sabes que no estas cerca ni de ti mismo». En ese momento me tapo mis oídos, y cierro los ojos. Molava se ríe a carcajadas, y vuelve a su lugar.

Molava

«Tan miedo le tienes a mi espada?, no creo que te quiera matar aquí, porque él apeste nos matara a todos».

La anciana se acerca a mí muy sorprendida, agarra mis manos, al abrir mis ojos ella me mira y como buscando algo en mis ojos se acerca más ami.

Katizi

«Creo que esta loco mejor dicho, he visto personas que escuchan sin saber ellos mismo, un juego que juega su trastorno.»

Ekatulia

«No Katizi este es bendecido y más que yo»

Katizi abre sus ojos como sorprendida, y Molava se acerca a Ekatulia como buscando que es lo que ella ha visto. Mientras que Katizi se acerca a sus hijos y los abraza.

Molava

«Que te hace pensar que este ha conocido lo que conoces?»

Ekatulia

«No lo conoce, pero este ha visto más que yo a su corta edad». No sé porque, no sé que quiere él con este joven, lo que se es que algo tiene este joven, que él quiere conocer.»

El miedo se hace presente, y Ekatulia nota algo a la misma vez, ella sonríe. Unos pasos se escuchan en el pasillo hecho de tierra, pasos fuertes que se alejan, mientras que Molava se aleja de nosotros dos, al mismo tiempo ella busca su espada y mira por todos lados. Los pasos suenan como si alguien estuviera dándole a la tierra con un gigante bastón.

Ekatulia

«No tengan miedo, les dije hace mucho que sus vidas están en mi alma negra, no deambulando fuera de aquí, el no las puede tocar, porque yo las tengo conmigo.»..Hábleme de algo que no pueda entender esta vieja hijo mío?

Mi miedo empezó a irse, y mi cuerpo nuevamente siente la vida, y es cuando relato sobre aquella imagen que me hizo compañía en un sueño o pesadilla. Katizi temblaba al escuchar mi sermón, mientras que los niños la miraban aterrorizados, Molava recuesta su espada pasivamente contra la roca, con una mirada como si perdido algo.

Ekatulia

«Entonces tus preguntas están respondidas, nuestras vidas, el aire que respira en un lugar imposible, y tus heridas mortales tienen un solo nombre y es Saxex, aquella voz que no es voz, que es una presencia, que envidio su compañía, porque al cerrar mis ojos lo veo, pero tú con tus ojos abiertos se te presenta y te quita tu aliento.»

Katizi

«Que quiere decir esto anciana?, acaso este hombre ha venido a matarnos.»

Ekatulia

«Creo que este joven no tiene nada para Saxex, insinificante, nadie. Ahora, algo quiere, algo busca en él, o talvez algo necesita, eso no lo sé».

Nivek

«Quien es Saxex?, mi delirio.?»

Ekatulia

«No puedo responderte lo que dudas en creer, así como tienes tu Dios yo represento unos de los míos. Me querías matar cuando sabías que era una bruja, entonces no tengo necesidad de demostrarte quien es y que quiere, porque si a estas niñas no le he contado, es que mi pensar es solo mío y no de más nadie. Pero nuestras historias te pueden responder tus preguntas, sabes que sanamos, matamos, hechizamos y también hacemos rituales. Te quedarás en ese mundo de las dudas, y si quieres aprender, aprenderás tu mismo a tu manera, porque por miles de años tienes que nacer para ser como somos, no se enseña lo que eres, es imposible, porque si fuese así, no tendrías estas dudas.»

Nivek

«No me interesa aprender lo que no quiero saber, pero si he escuchado tantas cosas diabólicas de sus seres, solo le digo una cosa, aquel Sasex que invierte su tiempo en mi cabeza, valla y dígale que soy cristiano e hijo de un solo Dios.»

Con unas carcajadas y una tos seca, la anciana mira a Nivek como si le ha contado un chiste. Ella se sienta en su lugar, y mira a los niños y empieza a cantar algo muy desconocido, y es cuando se acuesta y da la espalda, y un sueño profundo se apodera de ella, porque su ronquido leve le hace la presencia.

Molava

«No te lleves de lo que dice la anciana, detrás de mí se encuentra un agujero del tamaño de mi puño que no le veo fin. De este agujero misterioso el fresco entra y el humo sale, todo el tiempo huele a lluvia, no sé su distancia y menos asta donde conduce, lo único que se es que el oxígeno entra y sale a su manera. Así es por esos lados, por el lado de la anciana y al subir las escaleras, más agujeros que no tienen fin, y la misma brisa entra por ahí.»

Katizi

«Ella no esta loca Molava, nos a cuidado y sus consejos no han llevado a estar vivas, loca no tiene nada. No puedes negar que lo que tiene lo usa para un bien, para nosotros, sea como lo veas. Pero una cosa no podemos ignorar, algo se mueve, algo acompaña este bosque, no estamos solas, eso lo as visto y lo as vivido con nosotras.»

Molava

«Nunca he dicho que es loca, solo que ella cree que todo lo trae el gran Saxes. No niego que algo está presente, pero no es amigo nuestro, menos quiere nuestro bien, y obvio que reconoce que no quiero nada con él. El miedo es lo único vivo por aquí, tus propios hijos pierden sus voces estando salvos, si ese es su bienestar entonces que será de ellos cuando crezcan más.»

Katizi

«Le debemos la vida, y a su larga edad no la puedo abandonar, es una madre para nosotros no se te puede olvidar, o acaso as olvidado Molava?.»

Malova trata de ignorar Katizi, pero Katizi busca su mirada como esperando respuesta. Malova de repente siente algo que entra desde los agujeros, sorprendida y con cara de alarma, busca la atención de todos.

Molava

«Corran, tenemos que salir , está lloviendo y creo que viene una tormenta.»

Rápidamente bajamos la primera escalera, donde ya se acumuló buen lodo que tapa las rodillas, Mientras llevo en mis brazos a la niña, Katizi lleve al niño, mientras que Molava ayuda a la anciana. Al subir a la segunda escalera, truenos, brisa una fuerte lluvia nos hace la compañía. Llegando a la choza, Malova entra a los niños y a la anciana a la choza, mientras que Katizi sale con dos tinajas.

Katizi

«Debemos aprovechar para tener agua, sígueme, que existe un caño cerca de aquí, tomara tiempo si dejamos que se llene con las gotas que caen.»

Mientras sigo a Katizi, mis dos manos resbalan, ya que la tinaja estarían hecho de un material que se siente como una roca pulida. Al entrar al bosque me doy cuenta un tronco pequeño arriba de una rama, donde fue abierto con una hacha para que haga el ejemplo de una cañada. Karizi pone su tinaja. Mientras espero que su tinaja se llene, ella se pasa la mano constantemente por su cara despejándose el agua, y es cuando noto que tan joven es Katizi, sus ojos casi achinados y su pelo negro, que me indica que está muy joven.

Katizi

«Estamos en una tumba por si no sabías, el demonio que se llama Saxex, murió aquí, tierra de él , y enterrado en esos lados. Practicaba todo lo que no se relaciona con el cristianismo, tenía su propio criterio de que él daba vida y muerte. Fue por décadas el líder de lo siniestro de esta tierra. Brujas nacen a su nombre, porque él la eliges, las que logra recibir su llamado por siempre son sus servidoras, otras quedan locas y se matan ellas mismas, como si estuvieran poseídas por muchos demonios.»

Nivek

«Entonces, es un demonio, o sea es algo que debemos de salir de aquí, y siguen ustedes aquí, sabiendo que esto no es cristiano».

Katizi se da cuenta de que su tinaja esta llena, y es cuando pongo la mia en el caño.

Katizi

Fui criada como fuiste tú, con mi Dios aquí en mi pecho, pero los que traen la palabra no son siervos. Son abusadores de poderes, violadores y asta asesinos, ese es mi cristianismo. Encontré refugio aquí que me protege de todos ellos, y si Saxex le hace la guerra, entonces estoy con él . Crees que quiero estar aquí?, no es así, pero este mundo no es igual que todos, ya no es y nunca lo será, talvez llegue el dia antes que muera que le confesaré a Dios todos mis pecados, pero hoy no lo puedo hacer, porque estoy cumpliendo con algo que de mí tiene que ver.»

Al tratar de decir algo, Katizi camina con su tinaja, con problemas al levantarla, lo mismo digo yo que resbalan más pesadas. Al llegar al lugar donde está la choza. Caballos y soldados la rodean. Al darme cuenta Katizi baja su tinaja, donde yo apresurada mente la tomo de las manos y nos escondemos detrás de los árboles.

Katizi trata de correr hacia la choza, pero le tapo la boca y la abrazo fuertemente con un brazo. La miro fijamente, y es cuando entiende que la cosas se pueden poner peor. Le quito la mano de la boca suavemente y con mi dedo le doy la señal de tener silencio. Molava sale con su espada, y es cuando la mayoría de soldados sacan las suyas, respirando fuerte y con sus dientes apretados, Molava sin miedo y con todo que perder, se encuentra frente a frente con lo que ha buscado.

continuará….

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