El viento me dejó sus alas,
el mar me prestó su fuerza,
la noche me brindó su oscuridad,
la ciudad de mostró sus calles,
y así, visité caóticos lugares.
– – – – –
En ese ambiente nocturno,
desafiando al frío intenso,
sintiendo el aire en mi cara,
entre el miedo y la desconfianza
dejé que mi alma temblara.
– – – – –
Aquel no era mi mundo,
era el mundo de otros,
de los que estaban allí
donde la vida da vueltas,
con oscuro color, con copas rotas
y fuerte olor a alcohol.
– – – – –
Fue rasgar un poco el alma
observando con calma
la gente que rompía cadenas,
que buscaba libertad
ahogando allí sus penas,
tocando los bajos fondos.
– – – – –
En esos antros oscuros
difícilmente se ve la luz,
bailando, saltando, gritando,
llorando, bajando a los infiernos,
intentando subir a los cielos
vidas rotas por los suelos.
– – – – –
Es difícil escribir, reflejar,
eso que se vive allí,
la tinta se vuelve gris,
la pluma no quiere seguir,
pero yo necesitaba ir,
saber si aquello es vivir.
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