Desató despacio los cordones con pequeños tirones, se descalzó muy despacio , dejando ver la suave y blanca piel de unos pies anchos, con dedos curvos y unas uñas apenas asomando, llevaba puestos unos soquetes cortos de algodón, que apenas cubrían la planta, los sacó de un tirón y los arrojó lejos, puso un pie primero en la baldosa fría y gimió de placer, luego el otro, hasta quedar con ambos apoyados en la baldosa azul piedra, con ribetes dorados y blanco, estilo marmoleado, de la terraza, se levantó de la mecedora enorme de bambú y camino el pasillo casi completo, mirando en su trayecto las azaleas, las orejitas de oso, las violetas, las zinnias, las azucenas y astromelias que cubrían el entorno, se detuvo en un camelio pequeño, de flores sedosas y frágiles , y con delicadeza tomo la flor mas grande y la arrancó de la planta , un color coral intenso, un aroma embriagador , y una textura suavísimas, le llenaron la mano, puso la flor en su cabello afirmado por el pinche negro como traba que llevaba , hizo el camino de vuelta en busca de su calzado , pero cuando llegó,ya no estaba , olvidó por completo a Diux y a Gamer, los perros mestizos de la casa , los llamó a viva voz y los vió entretenidos entre los arbustos de jardín, los calcetines tampoco estaban , no podía avanzar hacia ellos , sin cruzar el sendero gavillado, y con los pies así de mal trechos, aquello era imposible, volvió a llamarlos, podía ver entre las ramas las colas y oír los gruñidos y los ladridos, además de las carreras evidentes, que movían sin cesar las hojas y tallos de las plantas. El apareció con los hombros bajos, mirando el suelo, ataviado de un pantalón de lino gris marengo, una camisa de batista blanca amplia y con pequeños detalles en gris oscuro, como escudos de armas , calzaba unos zapatos livianos de tela beige, sin cordones, casi arrastrando los pies, el cabello marrón casi colorin muy apretado en una cola con un elástico , la cara lavada , afeitada, y ese rictus de superioridad tan habitual.
Se acercó como tanteando el terreno, como preparado para un golpe , ella manos en jarra lo aguardaba
– tus perros sacaron mis zapatillas y mis calcetines, reclamó cuando estaba casi a un palmo . El movió la cabeza y miró el desorden entre las ramas del jardín , pero regresó la mirada hacia ella, con esa indiferencia y con esa calma tan irritante.
– no deberías haberlos dejado ahí – ella lanzó un bufido
– ¿que te trae a casa? – preguntó al fin, tomando distancia
– ¿ a casa , en serio? – respondió buscándole los ojos
– como sea – expresó un poco contrariado y haciendo una mueca con la boca y moviendo las manos
– Mira voy a ser muy breve y directa , necesito mi dinero, hoy, ahora mismo , con el rostro enrojecido, la voz grave y buscándole otra vez los ojos.
– ¿ a que dinero te refieres? – lanzó él con tal calma, que pensó en ahorcarlo en ese mismo instante
– ¿ como que dinero? chilló ya furiosa – perdida completamente la paciencia – el que te dí para comprar esta casa , el auto, para amueblar tu oficina ..etc, ese dinero.
Él detuvo unos segundos la mirada, se contrajo levemente su mandíbula, y sin perder esa exasperante actitud calma, respondió bajando un poco la voz
– No sé de que dinero hablas
fuera de sí , se le fue encima con las garras dispuestas a destrozarlo entero, forcejeo unos momentos , pero sus fuerzas flaqueaban , el solo la sostuvo con firmeza, la inhabilitó al instante sin a penas lastimarla
– Cálmate por favor y sal de mi casa – ella arremetió de nuevo completamente desesperada, alcanzó un borde de su cuello y enterró las garras, un surco sanguinolento le bajó desde el mentón a la clavícula, la otra mano atrapada tras su espalda, berreaba incontrolable, oyó una voz cercana
– ¿ qué sucede ? ¿ que pasa ? – Doña Marlen se movía envuelta en una vaporosa bata, la tela dejaba ver sus piernas torneadas, se marcaba su cadera, el cabello cano, perfectamente peinado en un bob cerca de la oreja, el perfume suave y florar se sintió mientras se acercaba.
– pero por Dios Ramiro ¿ que pasa? – ella tironeaba tratando de zafarse, indignada, emitía gruñidos como una fiera acorralada , intentaba patear, morder, intentaba dar zarpazos de águila , él apenas la controlaba
– Mamá por favor, vuelva a la casa
– No señora, debería escucharme, para que por fin conozca a ésta calaña , gritaba enronquecida de rabia
La mujer miraba el cuello del hombre y como se retorcía vertiginosa la muchacha, intentó acercarse, pero aquellos ojos inundados en sangre, el rostro enrojecido, la baba en la comisura , y esa actitud de posesa, la frenaba
Al cabo de un rato ya cansada, el dolor punzante de la muñeca atrapada , los dedos doblados , el cuerpo estresado, las baldosas heladas, hicieron que diera una tregua y se calmara .
– Verónica ¿ porque estás descalza?- Los perros – dijo ya casi exhausta , se robaron mis zapatillas y los calcetines , tenía enrojecidos los ojos y respiraba agitada , el pelo enmarañado, la blusa desabrochada, el pantalón blanco de algodón se le pegaba , el collar de cuentas había saltado lejos y estaban todas dispersas, a ratos las pisaba y se quejaba .
La mujer cercana a los 60 la mira atenta , sin emitir palabra, la chica fue arrastrada despacio y depositada en una hamaca de jacarandá con cuerdas trenzadas, cayó en ella a cuerpo muerto, aun agitada, sostenida del brazo, el de la espalda libre, pero tan adolorido que nisiquiera intentaba moverlo, juntó ambas manos en el regazo , una franja rojo oscuro en su muñeca, un claro moreton en el antebrazo , enrojecido el cuello , las manos, la cara, tenia un dolor sordo en la parte superior dela oreja, se la tocó levemente , sangraba, miró el cuello desgarrado de él, la cara también enrojecida, las manos crispadas, mordidas , rasguñadas, se pasaba la mano por el cabello rojizo , se tocaba la cara , sudando copiosamente , y la respiración entrecortada
– a ver, es momento de hablar ¿ que demonios le pasa a ésta muchacha? trató de acercarse y arreglarle el pelo, pero fue tal la furia que vió que mejor no intentó nada.
se volteó a verlo
– quiero la verdad ¿ es cierto lo que dice la muchacha ?
el bajo los ojos, se rascó nervioso la pera, le era casi imposible mantener la calma
– ¿te pregunté si algo de lo que dice esta chica es verdad ?- se acercó peligrosamente a él y de pronto sonó una cachetada, un sonido seco y metálico que cruzó el aire, Veronica inhaló profundo , la miraba sorprendida , estática
– ¿como pudiste, como hiciste eso ?
– ay mamá no sea cínica, lleva tres años viviendo en ésta casa , nunca preguntó por eso no dije nada . A verónica se le secó la boca , el aire apenas le entraba , sentía una presión muy fuerte en la nariz, en los ojos, le punzaban las sienes , en un instante la sangre brotó de su nariz como una cascada, se puso la mano magullada, pero corría por entre los dedos, caía e iba dejando una mancha, salpicó la blusa, los pantalones, la hamaca , la mujer al principio asqueada hizo una mueca de desagrado, luego levantó rápidamente a la muchacha y la llevó cerca de la fuente, ahí distinguió las zapatillas destrozadas, el perro aun las mascaba , le sostuvo el pelo para que se lavara , guardando distancia, aún así salpicaba , le movió el mentón hacia arriba, porque la sangre no paraba. Ramiro aun par de pasos impotente las miraba
– Lo lamento , no sabía nada . se disculpó , pero la chica la miró con el mismo asco que ella antes
– vamos arreglarlo , bien , lo haremos , lo resolveremos
-¿ y como ? la unica solucion es que me devuelva mi casa ,la flor antes cazada en el cabello, se había deshecho y sólo un estambre aún se sostenía del pinche, pendiendo del pequeño tallo, aún atrapado , ella sacó la flor le acomodó despacio el pelo, le miró atenta el rostro y la arrastró con la cara aun levantada al interior, sacó un paño inmaculado del cajón y comenzó a limpiarla, Veronica visiblemente incómoda ponía las manos delante, pero ella avanzaba despacio , la oreja le dolía un montón, tenia un trozo de piel desgarrada, sentía que le explotaban los ojos ,la boca hinchada . La mujer le trajo un vaso con agua , que bebió a borbotones, chorreaba , sintió un pequeño alivio en la garganta ,que a esas alturas le quemaba.
– por fin ya rendida bajo despacio el rostro y sostuvo el paño en la nariz
– gracias – murmuro mientras le devolvía el vaso
– de nada – contestó la mujer
– ¿ quieres que llame a alguien para que te lleve a casa?, la chica rompió en un llanto descontrolado, entre sollozos reclamaba
– ésta es mi casa
Al cabo de unos minutos la mujer repitió la pregunta ,¿llamamos a alguien ?
– estoy sola, no hay nadie en casa contestó, la chica arrepentida al instante , la mujer se volteo unos segundos con el paño ensangrentado, lo puso en el tacho y sacó uno igual de inmaculado , ven debemos cambiarte esa ropa , ella la miró desconfiada.
– vamos chiquilla hay que asearte y cambiarte eso y le mostró con el dedo la innumerable cantidad de manchas, Ramiro no entró tras ellas, tampoco más tarde, no lo oía en le patio, al parecer se había marchado. Subieron la escalera lentamente , a ratos la mujer la miraba hacia abajo, para asegurarse que subía detrás suyo, al llegar a la habitación, completamente arreglada con velos colgantes como mosquiteros en la cama, un ropero enorme de madera oscura y brillante, que cruzaba la habitación completa , se detuvo por fin en medio de la habitación, las piernas sin fuerza, muy cansada , la mujer la arrastró del brazo y la sentó en la orilla de la cama , luego entró en el baño y al rato sintió corriendo el agua.
– ven , le dijo y cuidadosamente la desvistió , la chica no opuso resistencia, veía el vapor del agua, mientras la mujer la desnudaba, le llamó la atención que era muy delgada, pero de curvas sinuosas muy marcadas, con escasa grasa , una piel firme , clara, descubrió los cardenales, y los moretones de la lucha , las piernas le temblaban , se abandonó en el fondo de la tina, el agua la cubría por completo, un aroma a limón y lavanda la inundaba, sintió los dedos de la mujer frotar vigorosamente su cuero cabelludo, con un shampoo de algas, luego con una enorme esponja le frotó la espalda, le entregó la esponja vaporosa llena de suave espuma perfumada, recorrió sus brazos sus piernas, los pies sucios por andar descalza, adivinando el pensamiento la mujer le palmeó la espalda.
– veremos luego con que te calzas
Estuvieron mucho en silencio , el agua ya se enfriaba
– Ya estuvo, sal del agua – le dijo al fin y portaba un bata de paño para secarle, la sacó de la tina, la arropo con la bata, y la dejó sola en la habitación. ahí parada, de pronto recordó cuántas veces su madre la bañaba , recordó el reloj de pared que sonaba con campanadas, se miró al espejo de pie de así, su estatura en medio del vaho de la habitación , no sabía si sentarse o no en la cama , sintió ruidos , la vió entrar con ropa en el brazo, una falda, una blusa delicada , la sentó y terminó de secarla , le acomodó la falda y la blusa sin ropa interior , le alisó el cabello, secándoselo despacio , luego se lo ató en una cola floja y le limpio despacio el rostro, le puso crema en los pies los codos , las rodillas y la cara una que olía suavemente a coco y rosas de francia , ella se dejó hacer, a ratos le llegaba el olorcillo tenue de su perfume, a ratos se le escapaba hacia la cara un par de canas , le miró las manos muy cuidadas, le vió los brazos con la piel algo suelta y un poco seca , le miro los ojos marrón oscuros, sin maquillaje, las pecas y la piel lechosa, le vió las piernas bien torneadas, el pelo prolijamente peinado, desearía abandonarse en un abrazo cálido con ese olor rodeándola, en un gesto impulsivo la mujer le acaricia la cara, le indica que se pare y le acomoda la ropa un poco holgada , le pasa unas zapatillas de levantarse, de toalla y la sienta nuevamente en la orilla de la cama.
Ramiro no se ve por ningún lado , la mujer le dice que duerma un rato, que luego ella misma va a dejarla , y que todo se aclarara el día siguiente en la mañana. La chica aún con el cabello húmedo apoya la cara en la mullida almohada , tiene el olor del shampoo , cierra los ojos , la mujer la tapa.
– Estoy muy cansada murmura
– Lo sé linda, solo descansa, sale cerrando despacio la puerta, Verónica se encoge y se duerme profundamente en la amplia cama
– ¿Lo lograse? si, se bañó y ahora está acostada
– Debemos ser muy cuidadosos, las zapatillas, los calcetines no puede quedar nada , ya limpie todo el patio y las baldosas se baldearon con legía, la escalera también fue limpiada
-¿como conseguiste que se bañara?
– esta exhausta, pero tiene moretones por todos lados, la nariz era solo una hemorragia
– ¿y ahora?
– ahora tienes que matarla, hacer que desaparezca, yo quemaré las sábanas
Ramiro no parece sorprendido, se rasca el mentón , ya lo habían hecho antes con las 4 primeras ; mujeres solas, herederas, que desaparecen de la nada .
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