Qué es un perro esperando a su dueño, que su euforia cubierta en miedo.
Como no serlo, paralizado observa la puerta cerrada, petrificado, aterrado de la idea de perderlo. Tonta idea, no para el cachorro, le quiere tantísimo, golpea la cola en el suelo pensando en él.
Él, su amigo, su hermano, su vida de alegría y amor ¿Por qué se iría? Solo horas han pasado, como soportarlo. Por ello mira cabizbajo, dormita vencido por el cansancio. No hay otro sentido en que confiar, todavía le escucha al otro lado, lento y rápido. Todo huele a él, sus caricias siguen en su pelo.
Suena el cerrojo sorpresivamente, instándole a levantarse. Su corazón se acelera y su cola se vuelve loca, se revela por fin la euforia. Cruje la madera, la brisa se escabulle entre las rendijas, su aroma entra en sus jadeos.
El viento abre la puerta, y él se encuentra ahí, colgado del cuello. Está tan feliz de verlo.

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