La vi, pero ella no me vio. Era diferente, sonreía con tanta magia en su boca que me sentí encantado, era aquel brillo de sus ojos que alguna vez me perteneció lo que me hizo sentir intranquilo, podía sentirla incluso estando al otro lado de la calle; pero no me vio, yo si la vi.
Fue un déjà vu no me pasa muy seguido, quisiera volver a repetirlo; ¿Cómo lo hizo? no lo sé, olvidé el aroma de su piel,aún así recordé la tinta que dibuja en su escultura su historia, me olvidé de mi mismo y la recordé, tan perfecta , tan ella en su caminar, debí admitir que me equivoqué.
Yo la perdí, en un proceso de libertad donde le pedí que fuese libre, huyera de mí ¿Qué gané? el prisionero fui yo, pues la perdí. Extraño sus historias, sus escritos, aquel reír incontrolable, su increíble ser, la perdí a ella.
Tarde comprendí cuando me dijo ¡no volveré! no entendí, anhelo verla tan solo al otro lado de la calle, que aquellos silencios de mi mirar le pertenezcan debo seguir, no cruzar y buscarla, quiero verla feliz sin mi.
Autoria: Diana Sepulveda
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