Un día vuelvo a escribir, pero esta vez para contar una historia. Una historia de potrero, de amigos, de fútbol.
Todo arrancó en abril de 2023. Era una simple idea: juntarnos a jugar unos partidos, matar el aburrimiento, sacarnos el estrés de encima y, de paso, tener una excusa perfecta para vernos. Pero el fútbol es mucho más que eso. Como decía el Diego: «La pelota no se mancha», y nosotros la honramos con cada pase, con cada grito de gol, con cada tarde de cancha.
Al principio éramos un grupo, después fuimos un equipo y hoy somos una familia. Y no cualquier familia, sino una con camiseta, con identidad, con un corazón que late al ritmo de la redonda. Nacimos de los colorados del grupo, y así surgió «El Colo-Colo», nuestro emblema, nuestro orgullo.
Esto fue esfuerzo, fue dedicación, pero sobre todo, fue pasión. Como escribía Fontanarrosa, el fútbol no se explica, se siente. Y lo nuestro se siente en cada partido, en cada jugada, en cada patada que nos damos y nos levantamos.
Tuvimos altos y bajos, pero seguimos firmes, porque el fútbol es así. Y hoy, acá estamos, compitiendo en torneos, dejando la piel en cada pelota dividida, porque sabemos que en el verde césped no se negocia. Como dijo el Diego: «Si nos dan por muertos, que Dios los ayude».
Esto es fútbol. Esto es amistad. Esto es El Colo-Colo.
OPINIONES Y COMENTARIOS