-Hay una niña que sus pensamientos los convierte en poesía, esa niña me toca el alma, el alma mía. Cada día se despierta con una razón de vivir y de seguir, siendo así, una razón por la cual existir; mientras ella siente el amor, otros sienten el dolor, mientras otros sienten el rencor, esa niña siente el perdón, cuando la vida la golpea, ella se para y no patalea, cuando la vida la abraza ella no se retira sin decir «Gracias». Aprendamos de esa niña, esa niña bonita, esa niña chiquita, de esa linda sonrisa, aprendamos que la muerte, es la niña.

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