La mujer de tu ex.

La mujer de tu ex.

La Font.

19/04/2020

La mujer de tu ex.

La separación es un momento duro en la vida de una persona, no importa quien haya tomado la decisión final. Y digo decisión final porque casi siempre los divorcios son producto de un proceso largo, y casi siempre somos las mujeres las que la vemos venir desde lejos; a los hombres muchas veces los toma por sorpresa, y cuando caen en la cuenta de lo que está pasando quedan como petrificados, no lo entienden, y se lo atribuyen a cosas que no tienen nada que ver: “el problema son esas amigotas tuyas”, te dicen. O si no, “vos estás cambiada”, “y si, mi vida, ¡me cansé!, ¡por eso cambié!Y uno va pasando por distintas etapas. Para la mayoría de las mujeres la primera etapa es la de la liberación. Es cuando decís: “¡Por fin!” y empezás a pensar como vas a organizar y disfrutar de tu tiempo de ahora en más. Pero a la vez, sobre todo si fuiste vos quien tomó la decisión, sentís culpa. Sobre todo si tenés hijos. Pero realmente querés que él esté bien. Es como una necesidad de protección que tenemos a veces las mujeres, no terminamos de entender que nuestros maridos, y nuestros ex maridos, no son nuestros hijos. Y en esto de querer el bien para tu ex, se te ocurre la brillante idea de desear que se consiga otra, como para liberar un poco de culpa. Lo deseás de verdad, con mucha fuerza, visceralmente, y estás segura de que lo querés ver con otra. Te estás duchando, cerrás los ojos, y pensás, “ay, ¡ojalá que se consiga otra! Sería una forma de hacerte la vida más sencilla. Sigue el proceso de separación/divorcio, pasa el tiempo y te enterás que efectivamente está con otra. Y afirmás:  “¡qué bien!” ¡mirá que bien!” Y te hacés la superada e insistís: “¡qué bien!” ( y es raro, porque por un lado, te maravilla la fuerza de tu pensamiento, y por otro decís, ¡qué boluda! Como se me ocurrió pensar que NO iba a estar con otra. ¡Quizás hasta la tenía antes! En seguida te viene una curiosidad que sentís con la misma intensidad con la que antes deseaste que se la consiguiera. Empezás a preguntarte, “¿será más linda que yo?, ¿será más inteligente que yo? ¿más flaca? ¿ más joven?». Querés averiguar por aquí y por allá, tratando de que los otros no se den cuenta, y de repente tenés el nombre. Solamente el nombre. Y ahí, sin confesárselo a nadie recurrís a las redes sociales. Y la encontrás. Te topás con ella y se une el nombre con la cara y como por arte de magia se materializa la mujer de tu ex. No es más joven que vos. Pero es rubia. Rubia y de ojos claros. Y es linda. Y la verdad, esto te molesta un poco. Entonces llamás a tu mejor amiga, se la mostrás y le decís: “decime la verdad, ¿es más linda que yo?” Ella duda, la observa un rato, y dice: “bueno…es distinta…” _“¿Distinta cómo? “_Y… es rubia …” Y vos la mirás con cara de odio y decís: “Eso ya lo se. Te estoy preguntando otra cosa”: “¿Es más linda que yo?” repetís sílaba por sílaba como para que la pregunta quede clara. Tu amiga, suspira, y como no te quiere defraudar dice: “Naaaa…”

Todo esto te lleva a una segunda etapa, que es la del cuestionamiento. Pero no te cuestionás para qué te divorciaste. Te cuestionás para qué carajo deseaste con tanta fuerza una novia para tu ex. ¿Quién sos vos para andar armando parejas mentalmente? Y sobre todo…¿No te alcanzó con solucionarle las cosas cuando vivían juntos, que también querés solucionarle cosas post-divorcio? Y recordás aquel taller de metafísica en el que te convencieron de que el universo te da lo que deseas si tenés claro el qué y el cómo… y ahí vez la falla. Tendrías que haber deseado una novia fea. Ese pequeño detalle te faltó. Una novia fea, poco inteligente, quizás mala… tal vez frígida… Pero que lo haga feliz. Sobre todo, te cuestionás porqué, si vos seguís sola, laburando como siempre o más que siempre, con menos plata, cuidando más de tus hijos, no se te ocurrió en cambio, desear un tipo para vos, buenmozo, inteligente, dulce , detallista, fogoso, con plata, ¡en vez de obsesionarte por la mujer de tu ex!

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