La muerte es un estadío interno
Y lo puedo explicar, claramente porque lo experimento cada día
En la claridad de un cielo despejado
En la oscuridad de una noche estrellada
Mis pensamientos relatan un vals mal coreografiado
Una historia mal contada
Un bostezo incompleto.
Son retazos de cordura
Lo que me guían a la cornisa
Y entre el vaivén de la desesperación
Florece un cántico ahogado
Sostenido por las telarañas de la maquinación
Estoy sujeto cual títere sin alma
¿Quién me controla?
¿Para quién va dirigida mis lágrimas?
¿Y mis suspiros?
¿Y mis lamentos?
La muerte es un estadío interno
Que justamente no puedo explicar
Porque mientras camino en las laderas de esta ciudad vacía
y me arrastro contra sus frívolas paredes
La respuesta que emerge es simplemente el dolor en carne propia
El dolor que no siente dolores
El dolor que es ajeno al quejido
Es un padecer insípido
Es un padecer ausente
Es un padecer frío
¿Similar a qué?
A morir desde adentro.
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