la mirada.

la mirada.

Trashcan

24/07/2019

Detrás de la mirada tierna y soñadora, espera y desespera el alma. Busca, incansable, un lugar donde mostrar su esencia. Incorrupta, se cree ella, de los males de este mundo. Añora ser escuchada por oídos adecuados, que le brinden consuelo, refugio, o al menos la serenidad que la vorágine de la nueva era le ha robado.

El alma, que grita, que clama en silencio absoluto, que no encuentra asidero en la tormenta silenciosa que se desata impetuosa dentro del cuerpo. Dentro del cuerpo, detrás de la mirada, tierna y soñadora.

Frente a la mirada están los ojos, todos ellos, los otros. Enfrentada por los que inspeccionan, el alma se mantiene pacífica. No cavila como lo hacen aquellas temerosas que escapan de la sentencia de las multitudes.

Si la vislumbran se muestra tierna, porque ternura tiene. Mas no muestra pavura, no se esconde cuando la interpelan. Ella quiere ser descubierta. El alma siente, divisa a los otros y le duelen. Siempre le duelen. Pero no se oculta, enfrenta con bravura y paciencia las escenas que la afrontan. Las abraza y las hace propias, las vive, las siente, las odia; las ama, las sufre. Las llora.

La mirada, que consuela. Refleja el alma, que se esfuerza. Se siente ahogada de tan contenida que se encuentra. Muda, al no lograr ser descubierta.

En ocasiones se cruza distraída con las más inocentes, las más lindas. las que cuentan pocos inviernos, tan pocos que no los sufren. Mucho menos los entienden. Frente a esas, el alma ríe. Se regocija porque ella es plena de nuevo en la vida. quiere decirles todo, quiere avisarles, quiere contarles, quiere salvarlas. Pero lo que más quiere… quiere cantarles.

Cuando se cierra la mirada, el alma duerme. Descansa tranquila, a veces, soñando que quizá despierte. Y al despertar se encuentre rodeada plácidamente de aquellas que otrora estuvieron. Y las mire, y las reconozca. Y ellas la miren y la besen, a Ella. A la mirada tierna y soñadora.

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