LA LUNA ECLIPSANTE.

La luna posa su bella sombra (la noche) en la cristalina agua del mar aparecen peces y tiburones, la intrigada sirena decide ir a las profundidades del mar. Las estrellas se van ubicando en el escenario y aparece el arrogante sol con su energía dispuesto a conquistarla; pero ella toda rebelde decide seguir dando vueltas alrededor de su amada tierra y logra eclipsarlo por un largo rato. Pero el sol no se acobarda y por el contrario, con las estrellas como testigos silenciosos, decide seguir adelante, no importan los siglos dedicados a tratar de conquistarla, lo importante es demostrarle el amor platónico que siente por ella.

La luna toda romántica, firme en su decisión de mantenerse pura e independiente no descuida por un segundo la importancia de esta decisión, colocando de relieve su función y la del sol con relación a la tierra. Pero ella en el fondo de su corazón reconoce que lo ama y le muestra sus cuatro caras: Luna nueva, cuarto creciente, luna llena y cuarto menguante.

El sol reflexiona, será que debo ser más humilde para conquistarla y se pregunta ¿Cómo serán nuestros descendientes? Serán machos y hembras catires, trigueñas, negritas o blancos; de todas formas lo más importante es conquistarla.

La luna trata de hacerle comprender a su enamorado que ellos son vitales para su amada tierra, sin ellos la vida se terminaría, por ejemplo no tendrían las cuatro estaciones: Primavera, invierno, otoño y verano, ni los arboles, los ríos, los mares, etc. La vida misma se acabaría.

JCGR.

06 -07-2019.

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