I

Desperté. Mis ojos se fueron abriendo lentamente, despegándose luego de haber tenido un largo y profundo sueño. Una gran oscuridad envolvía mi entorno, no lograba distinguir muy bien en donde me hallaba; levante mi espalda del suelo. Logrando sentarme, con mis manos palpe mi entorno en busca de alguna señal que me indicara en que lugar me encontraba, éstas se hundieron rápidamente en lo que parecía ser arena. Escuchaba el vaivén de las olas en constante movimiento. Un olor muy fuerte, que parecía provenir de algo podrido invadió mi nariz muy pronto, y esto me causó repugnancia.

Decidí levantarme y explorar; no lograba ver muy bien donde colocaba mis pies así que fui cuidadoso, tropecé y caí en algo viscoso, rápidamente me levante asustado y halle la fuente del olor putrefacto, supe que provenía de una pila de peces muertos en descomposición. Rodeando la pila estaban cientos de gusanos, moscas y zamuros alimentándose de los desafortunados animales.

Asqueado por semejante escena decidí irme y seguir explorando, todavía no llegaba el amanecer con su luz clara que iluminara todo. En cambio seguía una gran oscuridad, y con la luz de la luna me guiaba con la poca claridad que esta podía ofrecerme. Me di cuenta que me hallaba en una isla muy pequeña. Luego de haber caminado un rato, ya había descubierto su final. En ella sólo había una palmera, la pila de peces podridos, lo animales a su alrededor, el gigantesco mar y por último estaba yo.

II

Me acosté en la arena intentado tomar una siesta, esperando que algo sucediera; pero no pude lograr dormir ya que el hedor se hacia cada vez más intenso y las moscas revoloteaban a mi alrededor. Posándose sobre mi cuerpo sudado y pegajoso, los zumbidos en mis oídos no paraban de molestarme. Además el hambre también se pronunció; se hacía cada vez más molesta, no tenia nada a mi alcance para comer o cazar. La palmera estaba vacía y lo único que podía ofrecerme era la sombra que tenían sus hojas en algún momento caluroso. Todavía era de noche y parecía que hubieran pasado muchas horas. El sueño hizo que mis párpados se cerraran lentamente logrando así descansar un tiempo. Mientras esto pasaba pensé «si duermo, cuando despierte quizás ya habrá amanecido».

III

Me desperté de golpe, pensando que había pasado muchas horas dormido. El olor cada vez era más fuerte; muchos de los peces que estaban en la pila habían desaparecido a causa de los gusanos, la moscas y los zamuros. Aún no veía rastros del amanecer.

El hambre se torno insoportable,me abalancé entre la pila de peces muertos y podridos, espantando con mis manos al grupo de aves carnívoras. Rebusqué desesperado algo que no pareciera tan deteriorado. Mientras escarbaba en la pila, cientos de gusanos comenzaron a subir por mis brazos y piernas, todo se volvió confuso y corrí asustado a zambullirme en el mar, tropecé con la palmera y caí. Esto hizo que las moscas y zamuros rodearan mi cuerpo. No pude levantarme, no tuve las fuerzas necesarias para correr hacia el mar y lograr así librarme de tan angustiosa muerte…

Las aves no dejaron nada. Sin duda fue su más preciado festín!

Poco después se hizo de día, los rayos del sol iluminaron la pequeña isla, la brisa de la mañana espantó las moscas, las aves levantaron su vuelo sin nada que las perturbara.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS