La ilusión llamada «Defecto»

Joven

Seis de la mañana y la alarma ya hacia su escándalo, «ring ring»… Levante mi mano hasta alcanzar el botón de apagado. Ahí estaba yo, perdido, aturdido sin concentración alguna mientras el fuerte sol penetraba la suave y enorme cortina que sin piedad acaparaba toda la ventana, seguido del viejo y enorme reloj (como si fuesen de los ochenta) con sus manecillas acompañado del espantoso sonido cada segundo, me hacia pensar si seguir en la cama o ir donde voy cada cinco días a la semana a eso que llaman «escuela». Tome la decisión de hacer feliz a mi madre hiendo a la casa de educación donde un gran numero de personas van para ganarse un lugar ya de grande. Ese gas incoloro apareciendo en todos lados me hacia parpadear una y otra vez como si se tratara de un trastorno cardíaco, sin embargo, actué como todo ser humano para ir a un evento importante o su labor a cambio de dinero, me levante, bañe, cambie, desayune, cepille y hasta me peine, ( lo que nunca casi hago), y me fui sin despedirme cuyo propósito era no causar un efecto alarmante que pusiera a prueba lo que parecía ser el pernoctar de mis padres.

Medio salón lleno y la profesora como si fuera una incapacitada a ultimo momento no hacia presencia para imponer orden a la clase, pero, ¿Que orden exigiría si cada lunes a la mañana llega de muy mal humor y prende un vuelo con su voz hasta que cada estudiante quede inmóvil encerrado en su peor pesadilla?, ninguno, cada uno sabia como serian las cosas con esa señora una vez escuchar esos tacones ruidosos y molestos acercándose a la meta y hacernos plantar como arboles en no tierras fertiles