
El reloj marca las doce y media.
La puerta emite un sonido bestial
Al chocar de forma abrupta.
El escenario no podía ser más devastador:
-Media habitación cubierta de botellas vacías de vino,
Cristales en cortes simétricos y perfectos,
trazando el camino de mi desolado “hogar”.
Y la otra mitad llena de códices secretos,
fielmente plasmados en la pared, en blanco y negro.
Muchos me tachan de loco, esquizofrénico,
creen que he perdido la razón.
De el buen nombre que algún día goce, no queda nada.
La soledad, será mi única fiel compañera
hasta que la muerte decida por fin
venir a pasar mi cuenta de cobro.
Por aquel desolador doce de abril
para ser más exacto a las doce y media,
donde cobardemente con un trozo de vidrio,
hice un corte directo y punzante a tu vena yugular,
bastaron solo unos minutos
para que en mis brazos murieras desangrada,
tu última mirada, tan penetrante, jamás la podre olvidar.
Escribo esta carta, para que aquel que encuentre
mi descompuesto y putrefacto cuerpo,
Sepa que este loco esquizofrénico,
todo lo que hizo fue por amor.
OPINIONES Y COMENTARIOS