«¿Quieres saber la leyenda del niño en el bosque? Es una simple historia y presta atención pues la pruebas de ellas están a tu alrededor.
Había un gran rey que con confianza al gran bosque miró y con arrogancia pronunció que a gloria de él y los suyos éste iba a tomar y pronto los hombres de su reino con gran alegría y diligencia el gran bosque comenzaron a cortar.
La Madre Tierra gritó con ira, al sentir el dolor que su hijo, el bosque, sentía, y decidida a mover aire y tierra, proclamó que con hueso, carne y sangre derramada el gran rey pagaría.
Poco a poco las ramas se movieron y el viento sopló pero eso al gran rey y sus sirvientes no movió. Con gran elocuencia habló dando determinación para llevar a cabo la labor. La Madre Tierra sólo gruñó y llevando su furia al aire pidiendo al señor de los cielos una tormenta para al gran rey con ahínco castigar.
«Sangre por sangre debe darse»- gritaron los espíritus- “solo eso será retribución» y con su gran ojo que todo lo ve, al único heredero del rey, aquello que por su propio reino él amaba y esperaba que una gran gloria algún día él heredera, «tráiganme el espíritu del hijo del rey que vida por vida la deuda será saldada».
Y moviendo tormentas y sacudiendo la tierra, los espíritus rápidamente fueron al niño, el gran rey con fuerza imploró pero en la Madre Tierra piedad no encontró. El pequeño no gritó mientras su alma era arrebatada, y antes de que su cuerpo al sueño cayera, su alma con los espíritus era llevada.
Y así, vida con vida la deuda había sido pagada…
Y desde entonces, el rey caído camina solitario, guardando el cuerpo de su hijo que ni un día ha cambiado, deambulando en su castillo abandonado, con nadie, excepto de su propia locura, acompañado.»
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