La filosofía como ejercicio para la muerte

La muerte como compañera fiel que está presente. La vida es su pareja, cuando esta se ausenta se va con la muerte. ¿A dónde se irán? no lo sé. Lo pienso y no me asusta, la vivó y me asusta. Inseguridad y miedo cuando la vivo. Tal vez si la hubiera pensado de muchas maneras, el miedo no hubiera estado presente. ¿Para qué tenerle miedo? Si la felicidad es peor que la muerte como para pensar en su llegada.

El devenir como un cambio próximo, tal vez eso sea la muerte. ¿Qué dejamos cuando nos vamos? ¿A dónde nos vamos? ¿Hay un vamos? ¿Todos nos vamos? ¿Quiénes son todos? Queda claro que la muerte es inevitable, no la pienso porque no hay inseguridad. Lo curioso es que todo en este mundo es inseguro, entonces ¿Por qué no la pienso cuando hay inseguridad? Caminando por la noche, entre esas luces amarillas que tienen menos brillo que una luz, miramos a los costados por el miedo de ser atacados, pero no pensamos que al no mirar al frente podemos caer en un pozo. Entonces ¿buscamos nosotros a la muerte? O ¿la muerte nos busca a nosotros? Es extraño que busquemos a la muerte si cada uno de nosotros caducamos en un determinado tiempo o espacio. Suena raro, hasta parece que somos como alimentos que tienen fecha de vencimiento. Pero, si alguien muere porque vivió su vida sin pensar (como las personas que anda sin medir la velocidad de su vehículo) ¿Por qué la gente dice se la busco? Porque puede ser que no la pensó a la muerte como un miedo.

Ante la muerte el pensamiento crece, el miedo se ausenta. Nos preguntamos sobre la muerte, es posible que en vida estemos muertos si la inseguridad y el miedo crecen. ¿Qué es vivir en muerte? Si pensamos en vivir, no vivimos la vida. Nos invade el miedo por vivir. Pero también nos invade el miedo por morir. Negarla seria vivir en sufrimiento, no podemos determinar que no llegue, pero hacer filosofía para la muerte ausenta el miedo.

La gente se pregunta ¿Qué sentido tiene la vida, si moriremos? El pobre muere, el rico muere, la plata muere, los alimentos mueren, el corrupto muere. Todos mueren. Esforzarse por nada, vivir es más difícil que morir, vivir feliz es morir, la felicidad dura solos unos minutos. Pero la felicidad también dura en la mente de otras personas, la muerte también sigue viva en el pensamiento de otros seres. Vivir para darle sentido a la vida y a la muerte, morir sin el miedo a morir. Morir sin esperar la llegada pero sabiendo que llegará.

“vivimos sabiendo que nos vamos a morir” frase del texto que no la medité. ¿Será así que vivimos sabiendo que nos vamos a morir? Yo vivo, pero no la pienso, solo su presencia es recurrente cuando la inseguridad me invade. Vivo sin pensarla, tal vez es momento de meditarla. Seguro si la pienso es ausentar el medio de tenerla conmigo.

Comprender la muerte, hacer filosofía para para no tener miedo. Pero, es inevitable poder controlar el miedo. ¿Qué será esto? ¿Un estado que aumenta cada vez más? Es cotidiano, igual que la muerte. La cotidianidad no se la piensa, no pensamos que nos vamos a morir, comprendemos que es nuestro ciclo. Pero si la pensamos, no sería tan difícil. Un diagnóstico es lo cotidiano al igual que solo dar por comprendido la muerte de un ser querido. La percibimos de manera distinta, la pensamos distintas, tal vez sea por la forma de vivencia. ¡Que filosofía extraña!