¿Dónde se encuentra la felicidad? ¿Cómo se siente ser feliz? Tengo tantas preguntas y pocas respuestas.
De niño pensaba que la felicidad venía del abrazo de mi madre o del orgullo que sentía mi padre al verme jugar en aquellas canchas de fútbol.
Por aquellos años ser feliz era cosa fácil, encontrarla solo costaba estirar los brazos o patear una pelota de tal forma que azotara una red -real o imaginaria-.
Ser feliz significaba reír, disfrutar, correr, abrazar. Nada complicado. Sin embargo, todo cambió conforme fui creciendo. De alguna forma mamá y papá se fueron distanciando y con ello la felicidad.
El hueco que dejó aquella distancia se llenó con dureza, con orgullo, con mi ego, una máscara que aun a estos 34 años no me logro quitar.
Mis padres me enseñaron que ser feliz no es posible en pareja, que es difícil encontrar un compañero o compañera con quien sea probable y disfrutable vivir una vida juntos.
Encontrar la felicidad se vuelve complejo mientras más creces. Yo quiero ser feliz, quiero reír de nuevo y olvidar que esta vida da asco. Olvidar que me quedé sin trabajo porque no pude más, porque mi mente por ahora no da, porque resultó que tengo depresión y que con esto, el caos viene.
Quisiera que la felicidad viniera con estas líneas, con este desahogo. Quisiera acostarme en el césped de este parque, cerrar los ojos y al despertar, sentir que solo fue un sueño, un mal sueño.
OPINIONES Y COMENTARIOS