La escuela tradicional versus neuroeducación

La escuela tradicional versus neuroeducación

zulma romero

17/11/2018

La mente es como un paracaídas… Solo funciona si la tenemos abierta. Albert Einstein.

El modelo de enseñanza tradicional ha quedado relegado respecto a las nuevas tendencias en educación, ya que surge la necesidad de buscar alternativas educativas que mejoren los procesos de enseñanza y aprendizaje, más allá de la simple memoria y repetición de contenidos, método que no da herramientas a los individuos para enfrentar el mundo que los rodea, ni mucho menos cambiarlo positivamente, es decir, no se da un aprendizaje significativo en el estudiante. Por lo que la neuroeducación surge como una respuesta a esta coyuntura educativa, mostrando cómo a través del conocimiento del funcionamiento cerebral, se logran mejores y mayores aprendizajes. Es por ello que el conocer cómo aprende el cerebro y cómo favorecer el aprendizaje en el aula, toma relevancia en estos tiempos donde se buscan alternativas novedosas y exitosas en el campo de la educación.

En los últimos 30 años se ha presentado evidencia de cómo aprende el cerebro. Las propuestas de investigación que se han formulado a partir de 1990 (década del cerebro) tienen como contexto la Neurociencia que se define así: «conjunto de ciencias, cuyo objeto de investigación es el sistema nervioso, con particular interés en cómo la actividad del cerebro se relaciona con el aprendizaje» (Velásquez, Remolina, Calle, 2009, p. 333). Es por ello que surgen interrogantes como, si el cerebro es el órgano del aprendizaje ¿cómo aprende el cerebro?, ¿por qué seguir ignorándolo en la educación?, ¿qué aportes puede hacer la neurociencia a la escuela? ¿cómo podría modificarse significativamente la enseñanza en el aula con estos aportes (neurodidáctica)?

La emoción y la cognición están estrechamente relacionadas y el diseño anatómico cerebral es coherente con esta relación. Según el neuropsicólogo Gamo (2016) el cerebro necesita emocionarse para aprender y una manera de hacerlo es presentar eventos novedosos, que generen sorpresa, motivación, que estimulen a nuestro cerebro, captaren su interés, para favorecer y fomentar el aprendizaje y el conocimiento. Aunque la estructura básica de los cerebros es la misma, y las teorías que describen como aprenden las personas son generales para todos, cada cerebro es único, los cerebros no son iguales, ni siquiera en los gemelos y esto se debe a que cada uno aprende de forma diferente.

Uno de los hallazgos más importantes del siglo XX fue el descubrimiento de la plasticidad del cerebro, la cual plantea que el aprendizaje se da a lo largo de toda la vida, y que aunque existan algunas teorías que establezcan edades específicas para aprendizajes específicos, como los planteados en los estadios de Piaget (1930), la neuroeducación plantea que más allá de establecer edades y procesos, como barreras que podrían llegar a limitar el desarrollo de aprendizajes, se debe pensar que el cerebro aprende en todo tiempo. Muestra de ello es que algunas personas han sido capaces de recuperar destrezas que se pensaban perdidas por culpa de una lesión o un accidente. Sin embargo, no se puede desconocer que esta plasticidad presenta límites que se acentúan con la edad.

Las experiencias modifican el cerebro, los olores, las imágenes, el contacto con el mundo, generando pensamientos, sentimientos que alteran la forma física del cerebro, cambios que son casi imperceptibles pero verificables con el uso de un potente microscopio. Cuando las neuronas se activan y conectan entre sí, proceso conocido como sinapsis, se produce el aprendizaje, y la permanencia de estas conexiones es una evidencia de como día a día el cerebro aprende (Velásquez et al., 2009, p. 331 y 332). Podemos entonces afirmar que el contexto genera influencia en el aprendizaje, y un ambiente dotado de estímulos adecuados y motivadores, por ejemplo, en el aula, dará como resultado aprendizajes significativos, que como lo plantea Ausubel (1963), se da cuando el estudiante relaciona la información nueva con la que ya posee, dando lugar a nuevo conocimiento. Aprendemos mejor y más rápido cuando vinculamos nueva información con lo que ya sabemos.

Es por esto que resulta infructuoso continuar con los procedimientos de los modelos tradicionales que no permiten este tipo de aprendizaje, ya que no emplean el insumo de los conocimientos previos en pro de un mejor aprendizaje en el alumno, ni existe preocupación por modificar los ambientes de aprendizaje que permitan que el estudiante escale en los niveles de complejidad de sus construcciones mentales.

Por lo anterior, es importante que el docente sea consciente de la importancia de incluir en su práctica educativa, aspectos metodológicos innovadores que generen impactos positivos en los alumnos, como por ejemplo, tener en cuenta los estilos de aprendizaje (visual, auditivo, cinestésico). Teniendo cuidado en no generar etiquetas en los alumnos, en cuanto a que solo aprenden por uno de estos canales, sino por el contrario, ofreciendo variedad de estímulos que refuercen su aprendizaje, organizar la información y presentarla bajo múltiples modalidades sensoriales y tener en cuenta que el proceso de aprendizaje se verá beneficiado si atendemos a los variados factores que en él intervienen, es decir, buscar complementos entre sí.

Los estudios realizados al cerebro con el uso de imágenes, demuestran que usamos ambos hemisferios de forma integrada, que si bien es cierto existen algunas áreas del cerebro que se activan con ciertas actividades, en conjunto el cerebro reacciona a todos los estímulos que se le presenten. De esta manera si los ambientes de aprendizaje que se le muestran a los estudiantes están enriquecidos con estímulos, mejorará el desarrollo del cerebro y por ende se dará mayor aprendizaje, ya que se generarán más sinapsis y esto se verá reflejado en la capacidad y calidad para aprender de los estudiantes (Velásquez et al., 2009, p. 336).

Si hacemos una mirada al pasado, a nuestro aprendizaje en la edad escolar, nos encontraríamos seguramente con métodos repetitivos, mecánicos y desligados de nuestra realidad y entorno. Por el contrario, desde la postura de la neurodidáctica, el aprendizaje se define como cualquier variación en las conexiones sinápticas que produzcan cambios en el pensamiento y comportamiento. Las modificaciones pueden generarse a través de la información teórica, de la práctica o de las experiencias de vida (Valdés). Entonces ¿qué aporta y por qué es diferente el aprendizaje desde la escuela tradicional o desde la neurodidáctica? La escuela tradicional presenta una serie de características sobre las que la neurodidáctica presenta objeciones como método más adecuado para maximizar el potencial de los alumnos.

Como por ejemplo en la comunicación, mientras la escuela tradicional maneja una transmisión de la información y/o contenidos de manera unidireccional profesor – alumno, predominantemente de forma oral, con un estudiante pasivo y receptor, evaluaciones de contenidos sin retroalimentación hacia el estudiante. La neurodidáctica plantea que la comunicación debe ser bidireccional y multisensorial, el docente trabaja como facilitador que proporciona material y alienta a los alumnos a buscar información, guiando en el proceso y aclarando contenidos conjuntamente con los alumnos, que interactúan con el profesor y sus compañeros durante todo el proceso de enseñanza-aprendizaje. Utiliza en la enseñanza varios canales sensoriales que le permite al cerebro estar más atento y estimulado, permitiéndole la contextualización de la información. Además, no se penaliza el error, el error es la base del conocimiento, equivocarse es el principio de aprender.

En cuanto a la estructura del aula, la escuela tradicional organiza a los estudiantes en filas, estáticas, uno detrás de otro, con pocas posibilidades de socializar, debatir, compartir. El cerebro es un órgano motor, aprende mejor en movimiento, lo que permite concluir que aprender sentados va en contra de cómo aprende nuestro cerebro. Por su lado la neurodidáctica propone organizaciones grupales, que faciliten la comunicación, interacción, el aprender por observación (activación de neuronas espejo que intervienen en el aprendizaje por imitación y en el procesamiento del lenguaje), fomentando el trabajo cooperativo, que involucra aspectos emocionales que nutren aún más el aprendizaje García (2017).

La memoria es fundamental en el modelo tradicional, ya que se busca que el estudiante almacene datos como fechas, nombres de ríos, descubrimientos científicos, etc., de modo descontextualizado, aislado, carentes de otra información que la haga atractiva y marque emocionalmente. En este proceso se usa la memoria no significativa que dura 72 horas, de tal manera que, a los 3 días se ha perdido el 50% de la información y a la semana queda tan solo el 10%. Por otro lado, como se definió anteriormente, el aprendizaje desde la visión neurodidáctica, para que éste se produzca, es necesario un estímulo lo suficientemente atractivo, agradable para que capte la atención de nuestros alumnos, después, como respuesta al estímulo, se produce en su cerebro una conexión neuronal, sináptica, una reacción en cadena entre cientos, miles e incluso millones de neuronas integradas en una compleja red que le permitirá entender y reaccionar ante ese estímulo. Al consolidarse esta red neuronal se da un proceso conocido como potenciación sináptica a largo plazo (PLP) base del aprendizaje y la memoria.

En cuanto a la evaluación, desde la visión tradicional, se califica la capacidad de reproducir gran cantidad datos, realizar procesos mecánicos, sin necesariamente hacer conexiones con eventos o situaciones de la vida diaria. Sin embargo, desde un enfoque neurodidáctico la información debe contextualizarse, razonarse y comprenderse. Hoy en día carece de sentido trasferir información, la cual está al alcance de todos en la Internet, por eso el perfil del docente desde esta perspectiva, es el de ser un facilitador que evalúe el nivel alcanzado por cada estudiante en las competencias en las cuales ha sido formado a lo largo del proceso, es decir, lograr saber si el alumno es capaz de explicar, relacionar y aplicar lo aprendido.

Por otro lado, si hablamos de las motivaciones hacia el aprendizaje, el modelo tradicional parte de que el alumno va a la escuela a recibir contenidos sin importar sus anhelos, proyecciones, sentimientos, se centra en la transferencia de información dejando de lado el ser. Sin embargo, el individuo como un todo que no puede ser fraccionado en mente, cuerpo y afectividad, debe ser incluido en todas sus dimensiones en el aprendizaje. Los deseos para aprender que mueven a cada estudiante pueden ser internos (motivación intrínseca) o externos (motivación extrínseca). Entre los internos encontramos, la curiosidad, el deseo de saber o el simple interés por aprender; entre los deseos externos podemos encontrar la nota, las recompensas, la aprobación de padres y profesores. Se han estudiado los efectos que las emociones positivas y negativas tienen sobre la motivación intrínseca y extrínseca frente a las tareas escolares, y cómo las emociones tienen una alta influencia en la motivación académica y en las estrategias cognitivas como la adquisición, almacenamiento o recuperación de la información del estudiante, y por tanto en el aprendizaje y el rendimiento escolar (Podestá, Ratazzi, Fox y Peire, 2013).

Teniendo en cuenta lo anterior, se evidencia la importancia de implementar alternativas novedosas en el proceso formativo en el aula, que no se enfoquen en lo que se enseña, sino como se enseña, porque los contenidos se pueden encontrar en las diferentes fuentes a disposición general, más la didáctica y la estructura significativa que se le den a los aprendizajes es lo que va hacer la diferencia al interior del aula. Buscando siempre potenciar al máximo a cada estudiante.

Pero ¿Cómo lograr esto?. Se puede lograr incorporando los elementos enunciados anteriormente en los cuales la neurodidáctica marca distancia del método tradicional, y llevarlos a la práctica en el aula, conseguir que la información llegue a las memorias significativas, de largo plazo y por consiguiente se convierta en conocimiento.

Para ello, se tomará como modelo práctico el de Roberto Rosler (Asociación Educar), que establece 7 pasos para trabajar la consolidación de la información en la memoria de largo plazo (MLP).

1. Abrir en los alumnos las MEMORIAS SENSORIALES

2. Hacer PENSAR a los alumnos sobre la información, los contenidos trabajados.

3. RECODIFICAR, recuperar la información de la memoria de corto plazo y trabajar sobre ella.

4. FORTALECER, realizar una evaluación de lo que se ha aprendido o no.

5. PRACTICAR, repetir, volver a trabajar sobre los contenidos con la intervención de todas las memorias.

6. REPASAR, volver a trabajar sobre los contenidos, pero de un modo diferente.

7. RECORDAR, recuperar la información.

En el primer paso, teniendo en cuenta que la información la percibimos a través de todos sentidos, se deben usar herramientas que nos permitan explorar cada uno de ellos, en cada individuo y sacarle el mayor provecho, para lo cual se sugiere la presentación de organizadores como mapas conceptuales, mapas mentales, que ayudan a focalizar la atención de los alumnos. La expresión corporal y el tono de voz del docente, los colores usados en las ilustraciones o imágenes, el uso de música, cambiar lo disposición del salón, son elementos que generan mayor atención en los estudiantes, ya que el cerebro frente a la novedad libera noradrenalina, sustancia que despierta al cerebro y activa el sistema límbico, donde se encuentran las emociones.

Se puede iniciar una clase con un corto video, una imagen impactante, una pregunta, una noticia, mostrar un objeto, de tal manera que ese elemento novedoso disponga al estudiante a estar atento. El uso de Tics es muy importante ya que nos enfrentamos a nativos digitales. Todo esto acompañado de una actitud por parte del docente que convenza al estudiante que lo que esta a punto de descubrir es emocionante, el docente debe ser el más entusiasta para que contagie el ambiente de ello, esto provoca que la amígdala cerebral se encienda y con ello estimule el hipocampo y las áreas relacionadas con la formación de memorias recientes. En cuanto a los contenidos deben estar relacionados con su entorno, con su cotidianidad, ser relevantes para los estudiantes, lo cual permitirá que se generen asociaciones con sus saberes previos.

Luego que la información ha llegado a las memorias sensoriales pasa a la memoria de trabajo. Este proceso, nos permite retener la nueva información mientras nuestro cerebro busca en la memoria de largo plazo patrones o conexiones con las cuales pueda conectarla.

Una manera para hacer pensar a los alumnos sobre la información y los contenidos trabajados, es a través de las preguntas exploratorias, generando momentos de reflexión individual, que razone y luego lo exponga. Esto a su vez le da al docente la oportunidad de conocer que tanto han comprendido y si se evidencian errores o vacíos.

En cuanto a la recodificación, que consiste en recuperar la información que aún esta en la memoria de trabajo y trabajar sobre ella, es decir, que el alumno sea capaz de expresar lo aprendido de manera verbal o escrita, lo cual dará evidencia de lo que realmente sabe. Si los estudiantes pueden generar su propia explicación del concepto será el momento de poner la información en su memoria de largo plazo. Ejercicios como ejemplificar, resumir, comparar durante la clase, permiten este proceso.

Para fortalecer, es necesario evaluar lo aprendido, no tendiendo como fin una calificación, sino por el contrario, para retroalimentar al estudiante frente a lo comprendido y si es correcto o no. Este paso es más efectivo cuando se presenta como una posibilidad de mejorar, se debe realizar de manera comprensiva y alentadora y hacer las modificaciones necesarias para volver a dar el contenido de otra manera, con el fin de superar la dificultad inicial.

A partir del paso 5 la información pasa a la memoria a largo plazo. Primero con la práctica de los conocimientos adquiridos, utilizando todas las memorias. Segundo repasando los contenidos, pero de modos diferentes (utilizando diferentes materiales y ejemplos) y tercero con la recordación. Para practicar se necesitan múltiples ejercicios, con el fin de lograr que una red neuronal se vuelva permanente, es decir, recuperar la información almacenada en la memoria de trabajo y llevarla a la de largo plazo. En el proceso de repasar tomamos la información de la memoria de largo plazo, la llevamos a la memoria de trabajo, la examinamos para asegurarnos de su exactitud, y aprovechamos la oportunidad para reorganizarla y aumentar sus conexiones neuronales en el depósito de memoria. Es responsabilidad del docente planificar el repaso dentro del proceso de aprendizaje, sin él, la mayor parte de la información se perderá de la memoria. Una estrategia es la de utilizar mapas mentales.

Finalmente, la recordación y recuperación, que es la culminación del proceso de la memoria, se da cuando se accede a las memorias de largo plazo para llevar la información a la memoria de trabajo y con ella resolver problemas. Este proceso que es de carácter evaluativo formativo, aplicar lo aprendido, debe hacerse de la manera más familiar a la primera experiencia con la que se enseñaron los contenidos, ya que esto hará más exitosa la recuperación de la información. A la hora de evaluar, factores como la familiaridad con el vocabulario, el formato de evaluación, la complejidad, serán determinantes en los resultados, ya que si el estudiante no tiene claro cómo será evaluado, que le será evaluado, se cambian los términos o se evalúa lo que no se practicó durante el proceso, generará dificultades en su comprensión sobre lo que se le está preguntando.

Debe haber una consistencia entre lo enseñado, lo repasado y lo evaluado. Así mismo debe tenerse en cuenta elementos como el estrés previo a la evaluación, la ansiedad, por lo cual se recomiendan ejercicios previos de relajación muscular, general un ambiente de autoconfianza. Pero, ante todo, es importante que durante el proceso formativo el alumno halla siempre conocido qué tipo de evaluación tendrán, familiaridad con el contenido y que hayan tenido suficientes prácticas y repasos.

Por lo expuesto anteriormente, se puede concluir que para favorecer los procesos de enseñanza y aprendizaje es vital dejar de lado las practicas que han estado muy arraigadas en nuestra sociedad, de corte tradicional, que como su nombre lo indica distan de cualquier innovación en su aplicación. Las generaciones de niños y jóvenes de hoy, exigen que la escuela se presente atractiva para ellos, que les ofrezca una formación integral, en la cual se tenga en cuenta sus competencias y habilidades y les ayude a potencializarlas. Para ello es vital la inclusión de metodologías que procuren día a día construir en el estudiante conocimientos significativos, que apoyándose en los nuevos conocimientos de como funciona el cerebro, como aprende, diseñe e implemente didácticas que conlleven con éxito a que los estudiantes desarrollen sus capacidades al máximo.

Las investigaciones y los avances de la neuroeducación, se convierten en un material vital para la construcción de estrategias innovadoras al interior del aula, ya que al conocer la ruta de como nuestros estudiantes elaboran los procesos mentales de comprensión y memorización de la información, podremos dotar nuestros ambientes de aprendizaje de ricos y variados elementos que repercutan de manera positiva en los procesos educativos.

Por lo anterior las alternativas que proporciona la neurodidáctica, aportan de manera positiva a favorecer mejores y mayores aprendizajes en los estudiantes.

Referencias Bibliográficas

Gamo, J. (2016). Neurodidáctica: Para aprender es necesario emocionarse. Recuperado dehttps://www.enriccorberainstitute.com/blog/neurodidactica-para-aprender-es-necesario-emocionarse

García, I. (2017). Cómo aprende el cerebro: Factores que favorecen el aprendizaje.

Recuperado de https://blog.cognifit.com/es/como-aprende-el-cerebro-neuroeducacion/

Podestá, M., Ratazzi, A., Fox, S y Peire, J .(2013). NEUROCIENCIA Y EDUCACIÓN. El

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Rosle, R. (2014). Clases cerebralmente amigables para que sus estudiantes recuerden lo que

usted les enseña – parte 1, 2 y 3. Asociación Educar. Recuperado de https://asociacioneducar.com/ae2013/drupal/index.php?q=clases-cerebralmente-amigables-1

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https://www.asociacioneducar.com/monografias-docente-neurociencias/h.veloz.pdf

Velásquez, M., Remolina, N., Calle, M. (julio-diciembre 2009). El cerebro que aprende. Bogotá, Colombia, Tabula Rasa. (11), p. 329-347. Recuperado de

http://www.scielo.org.co/pdf/tara/n11/n11a14.pdf

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