La duda del fin de semana

Todo comenzó un día viernes al salir del colegio, yo estaba preparado para irme después de entregar unos papeles urgentes.

Pero antes de irme, una pequeña chica se acercó y me preguntó lo siguiente: «¿Cual es tu nombre», naturalmente yo le respondí muy amablemente.

Antes de que terminara de hablar me dijo: «Gracias, es que le gustas a mi amiga de primero», y al concluir esa frase simplemente se fue.

La intriga me invadió como nunca antes lo había hecho, sólo podía pensar «¿Quien será esa chica?, ¿Por qué le habré interesado?». Esas palabras resonaban en mi mente durante todo el trayecto a casa.

Llegó el sábado y aún tenía esa duda, no podía pensar en otra cosa que no fuera eso, la intriga por saber me estaba destrozando los pensamientos.

Pasó otro día y cada vez era peor, ahora eran nervios los que me invadían, los nervios de saber quien era esa chica.

Finalmente llegó el lunes, mis clases transcurrieron normal hasta la última pero aún tenía esa duda y nervios.

Cuando terminó la última clase todos mis pensamientos regresaron a la normalidad, nunca había sentido tal tranquilidad incluso me dije a mí mismo «ya todo terminó tranquilo».

Y justo cuando bajé las escaleras ahí estaba ella, esa chica que no me dejaba dormir (la reconocí porque me gritó por mi nombre), sin duda era muy bella, cabello tan brillante como el mismo sol, sin duda una pequeña dama en su máxima expresión.

Poco a poco se fue acercando y me dijo: «hola, mucho gusto mi nombre es…».

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS