La delgada lìnea


De noche resuenan un arrorrò de balas.

Alguien se roba a los recién nacidos. Alguien oculta a sus padres.

Alguien escapa entre las sombras con la mantilla al aire…

¡El cuco uniformado de verde!


Copan los medios. Dibujan una guerra a su antojo.

En sótanos fríos, con el alma en la piel por escudo,

Esperan desnudos como nadadores,

Sus brazos prestos para hacer la historia.

Callados, sin rumbo, avanzan.


En el apagòn arden hogueras de hombres y de libros.

Viste de verde y ríe.

Deben quemarlos, sin dejar pruebas.

Muchos caen sobre la alfombra blanca del cobarde silencio.


Un hijo ausente brilla en cada pecho,

Nos une ese dolor iluminado.

Bajo el punto final: ¡Nada se olvida!…


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