Y así comienza esta historia: El relato siguiente aconteció en el municipio de puerto Vallarta, una de las mejores playas en México.
Me encontraba en el hotel H R debido a la boda de mi tía Marisa, la cual fue una súper extraordinaria boda, era ya de noche 11:00 pm ya se había concluido dicho evento, era obvio que en el ambiente alegre de la boda y además un poco de alcohol en la sangre no nos queríamos ir, entonces nos dirigimos al lobby, donde ahí había una especie de Bar donde servían todo tipo de bebidas desde unas deliciosas piñas coladas hasta bebidas embriagantes, sin embargo no estaba permitido el consumo de alcohol para menores de edad y opté por probar una bebida que un señor desconocido me ofreció.
Lo único que recuerdo después fue que me sentía mariado y con ganas de vomitar, y que amanecí en el mismo hotel pero en otra habitación, trate de escapar de inmediato pero me di cuenta que la habitación de alguna manera estaba carrada y me era imposible escapar por ese medio. Escuche que alguien estaba bañándose en el baño, traté de buscar las llaves en donde fuese pero mis repetidos intentos fueron fallidos.
Había una ventana con vista al mar, estaba en el quinto piso aproximadamente a una altura de 20 metros, abajo estaba una alberca. De repente escucho que se obre la puerta del baño y el mismo señor desconocido que me había ofrecido la bebida la noche anterior ahí se encontraba. Me gritó ven para acá te vas a morir niño estúpido, sin pensarlo dos veces me aventé por la ventana con dirección a la alberca, estuve unos 5 segundos en el aire en los cuales pensé que muy probablemente ya no iba a sobrevivir. Es impresionante como tantas cosas pueden pasar por tus cabeza durante solo un par de segundos. Recordé todo mi vida, los momentos de mayor felicidad y a las personas que más amo, que son mi familia. PlASH, sentí como mi cuerpo ardía y me dolían cada uno de mis músculos. El aterrizaje para nada fue bonito y cómodo, todo lo contrario fue muy doloroso. Algún desconocido se arrojó al agua y fue a mi encuentro para sacarme inmediatamente del agua, en los próximos diez segundos tenía alrededor de unas cincuenta personas, unas tratando de ayudar y otras sinceramente robándome el poco oxígeno con el que contaba, me trasladaron a un cuarto dentro del hotel para revisarme mas exhaustivamente y determinaron que estaba practicante bien con excepción de unas leves fracturas y otras cosas que no recuerdo del todo bien.
El hombre que me había raptado por una noche no se supo nada de él. Ofrecí mi declaración a las autoridades del recinto pero nadie estaba registrado en ese cuarto, ni habían visto a un señor como él.
Mi vida sigue normal y me encuentro muy feliz redactando esta anécdota un tanto perturbadora y para nada agradable para mi, pero les quería compartir esto
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