La ANSIEDAD no siempre grita…

Lo que sentís tiene solución, lo que pensás se puede calmar, y no estás solo.

La ansiedad no siempre grita. A veces, susurra en forma de cansancio, insomnio, irritabilidad o ese nudo en el pecho que no sabés de dónde viene. Vivimos en un mundo acelerado, exigente, donde se nos pide ser fuertes, productivos, disponibles y perfectos… todo al mismo tiempo.

Pero la verdad es que no podemos con todo. Y no pasa nada.
Aceptar eso es el primer paso para empezar a recuperar el control emocional y encontrar paz mental.

✅ ¿Cómo manejar la ansiedad en la vida diaria?

1. Bajá el volumen del mundo para escuchar tu interior
Desconectate por ratos del celular, redes y notificaciones. El ruido externo amplifica el interno. Dale espacio al silencio.

2. Respirar no es un cliché. Es medicina.
Respirá profundo. Lento. Sentí el aire entrar. Contá hasta cuatro. Repetí. Parece poco, pero tu cuerpo lo agradece.

3. Dormir es vital, no un lujo.
El insomnio y el estrés van de la mano. Respetá tus horarios, creá una rutina nocturna y defendé tus horas de descanso.

4. Hacete preguntas, no ataques.
En vez de “¿por qué estoy así?”, preguntate: “¿qué necesito hoy para estar mejor?”. La autocompasión calma lo que la exigencia acelera.

5. Hablá. Siempre hablá.
A un amigo, a un terapeuta, a Dios. Guardarse todo no te hace fuerte, te hace frágil por dentro.

6. Anotá lo que sentís.
La ansiedad no se “mata”, se comprende. Escribí tus pensamientos. Verlos desde afuera los hace menos pesados.

No estás mal por sentir ansiedad.
Estás vivo. Estás procesando. Estás intentando.
Y eso ya es mucho.

Cuidá tu mente como cuidarías a alguien que amás.
Porque eso sos: alguien que merece estar bien.

«Echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros.»
— 1 Pedro 5:7

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