La abuela Cristina

La abuela Cristina

Nawal

26/06/2020

Cuando mi madre murió, la abuela Cristina vistió de negro hasta el último día de su vida, fue su manera de decirle al mundo que nunca le dejo de doler. Amargada, triste y resignada heredo de por vida una melancolía extenuante.

Un día de lluvia la abuela Cristina se enteró que su novio había caído cautivo a los brazos de una amante. Hipnotizada por el dolor, dejo de comer, de caminar y de hablar. Su rostro empalideció y sus ojos café se volvieron negros.

Cuando mi madre nació, la abuela cristina encontró un motivo para vivir. Estaba segura de que su hija era la responsable de la recuperación.

Nunca se casó. A nadie quiso y nadie se le ocurrió intentarla quererla.

Cuando mi madre murió la abuela cristina se levantaba todos los domingos muy temprano, y a las 9 de la mañana ya estaba partiendo al cementerio. Se quedaba horas y horas. En la noche volvía a casa. A veces se quedaba mirando el infinito como si algo le llamará. Estaba segura de que pronto vería a su hija.

Un domingo no pudo levantarse para ir al cementerio. Un pequeño punto hundido en la mitad de su corazón se dibujó. Y en su rostro se delineó una ligera sonrisa.

Al siguiente domingo falleció. `

Nunca se ha vuelto a ver una mujer tan abnegada en Ayacucho, como la abuela Cristina. Y con justa razón porque creció huérfana, traicionada y en la calle.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS