Hace algunos años una tarde de verano los cielos de Galvarino el pueblo de mis ancestros se oscureció de un humo negro y azulado, corrí al cerro más cercano para ver de qué se trataba y me quedé impávido al ver casas bosques y sembrados, bajo las llamas enfurecidas del kütral, corrí hacia mi hogar y pude darme cuenta que el rewe de la machi ya era ceniza, el bosque de arboles nativos que para nuestra cultura Mapuche, es tan importante cuidar y conservar por lo poco que queda de ellos, pude ver como el litre, el peumo, el quillay, el chilco y el canelo, gritaban al sentir esas lenguas de Kütral que arrasaba con ellos, mis ojos no daban crédito de lo que veían un oscuro humo ya no deja ver los cielos de mi querido Galvarino.

De pronto veo a mi padre sacando a la familia de sus casas y luego corriendo hacia las otras casas donde se encuentran parientes se dan cuenta que el kutral que comenzó a kilómetros de distancia del pueblo ya está llegando a él, no quiere parar, los ancianos de la comunidad toman la decisión que se debe buscar a la machi para que ella a través de ese Don que el Ngnechén, y sus antepasados le han dado pueda calmar tan furiosas lenguas de kútral.

Niños, aves y animales todos se encuentran desamparados a la deriva sin saber qué hacer, La tarde se ha convertido en una oscura noche donde la angustia mezclada con el humo, apenas deja respirar y encontrarse con sus familias, mi padre me dice que vaya por ayuda al pueblo, encontrándome ahí miro hacia los cerros, logro divisar llamas rabiosas que no paran de avanzar.

El espectáculo es dantesco sobre todo cuando veo furiosas lenguas de kütral, de pronto a lo lejos logro divisar pichihuincas, pichiches y malen, juntos en la lucha, protegiendo esa tierra que los vio nacer.

Esa tarde vi a muchos peñi mapuches y otros tantos huincas dando todo de sí para salvar sembradíos, rucas, casas dieron una gran batalla al Kútral, pero nada parecía calmarlo, hasta que no sé de donde salió la machi y como en una especie de trance le gritó: ¡kütral, kütral para ya, calma tu ira, vuelve a ser nuestro amigo, vuelve a permanecer en los fogones de nuestras rucas. de pronto vi como ese gran kütral de Enero y febrero que nada parecía calmar se apaciguó y poco a poco fue apagándose.

Este gran incendio estuvo a pasos de destruir mi hogar, acabar con nuestro pueblo, pero, gracias a nuestra machi que posee este vínculo entre el mundo sobrenatural de espíritus y deidades y el mundo real, pudo calmar al Kütral y salvar a nuestro pueblo.

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