Se perdió el norte de tus ojos café

en la rutina absurda de la confusión

donde semillas de oscuridad

crecen desgarrando mis huesos,

dónde nuestros nombres se desmiembran

devorando las últimas gotas de luz

pegadas a nuestra piel,

maldiciendo lentamente

los susurros constantes

que escribíamos absortos

a la tempestad y al miedo,

aveces deshojando tristezas ocultas,

o alimentando larvas de amor

sedientas y vacias…

se nos perdió tambien el sur

de mis ojos cansados,

y nos crecieron espinas

en las manos

en las huellas

en las córneas,

el tiempo se detuvo

golpeando con furia

nuestras marcas,

gritando blasfemias,

enterrando latidos

en nuestros pies descalzos,

hoy con tu voz

curas algunas heridas

que protestan a tu paso,

y yo comparto

restos de palabras

marchitas

buscando a lo lejos

ese kilometro cero,

que tal vez nos salve…

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