-¿me alcanzas el lápiz?– pregunta sin dejar de mirar hacia afuera

-Si- toma uno de los lápices y se lo arroja.

El lápiz cuidadosamente arrojado flota por toda la habitación, esquivando meticulosamente cualquier objeto que se le interponga; gomas, papeles, tazas y hasta café ya frió flotando por doquier. Recorre de par a par la extensión del cuarto de forma imponente, pero sin prisa.

Su mano ya está en posición. El lápiz ya cercano a ella vacila una posible intercepción para al final terminar aterrizando de forma esplendida.

-¿Que vas a dibujar ahora?-Pregunta intrigado.

-Quiero dibujar a Júpiter- responde a la vez que empieza a bocetear unos círculos en la hoja.

-¿Júpiter?- Suelta su peón en el tablero antes de agregar -Deberías enfocarte en otros planetas, Júpiter no es nada interesante- Su dama llega al final del tablero.

-¿Que es más interesante que Júpiter?- Pregunta impaciente por un alegato.

-no sé, ¿la tierra?- Responde condescendiente. Su dama come la última pieza de su contrincante.

-No hay nada que me interese en esa gran roca húmeda, ya no hay nada que valga la pena en ese lugar- concluye su boceteo y voltea a verlo indiferente.

El desvía su mirada hacia el tablero.

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