Es la misma línea que persigo hasta mi clímax,
que podría ser condena si cualquiera acompañara,
que lo tengo allá a lo lejos todas las mañanas.
Me reduzco en este cuarto al peso de una lágrima,
herida abierta mi alma es eso lo que emana
de cada convulsión plenamente consciente.
La mirada dentro guarda con recelo algún tesoro.
Parará este aguacero seco y sordo
de golpearme la memoria una noche u otra?
Siento espinas ya clavárseme atravesando piel y carne
hasta el fondo de los sueños; cosas rotas
por mi entorno me recuerdan que estoy solo
y no quepo en la emoción de completo yo ante Dios.
Muero cada instante sin darme cuenta un poco,
aunque tampoco me equivoco cuando siempre me coloco
si tanto fuego hay que en mí arde dentro inextinguible.
De momento no me expongo pero tengo un pensamiento más valioso
que el que rondo cuando todo me importa demasiado
y no hay mejor que verse el rostro a veces roto
porque el mundo es que es muy bruto y con ninguno se comporta.
Esta noche acaso al fin dejarás tu puerta abierta
a alguna buena historia o te esconderás de nuevo
bajo unas sábanas que ni siquiera arropan tu falsa vergüenza?
Si hay un viento que vuelva quizás ya nunca estaré
paseándome eterno por el templo en la red
que tiende el misterio desapareciendo a placer
con la frente resuelta a sostenerme aquí en pie
de la hora programada después y sintiendo que esto llena
un hueco en mi ser sensible que está fuera
de todo control feroz como una fiera todavía hoy desconocida
la cura que me ponga mejor.
Me anulas con la tuya mientras no encuentro otro apoyo
excepto el que yo mismo soy con mi voz si me presto
de refresco a un olvido que es a todo anterior
y vino conmigo hasta su abandono al rincón así hoy.

OPINIONES Y COMENTARIOS