A veces soñamos como niños y distinguimos lo hermoso de la vida como si el nunca hubiese existido, el fanatismo debiéndole a la vida la reprimenda exhaustiva de que todo en el mundo es dañino.

Nos planteamos tristes versiones de lo que nunca tendremos, porque la cultura familiar nos ha limitado profundamente el baluarte de nuestra disposición a lograr cualquier cosa a la que nos aventuremos.

Y te imaginé… Dotada de todas las habilidades de una madre abnegada con la capacidad de amar sin ser amada, de dar un palmo de un sosegado salmo de consejos y bienaventuranzas,

Te vi acentuando tus virtudes y escandalizando las calles, aún por todo lo que el mundo a podido causarte, lograste tus sentimientos a tu pecho amarrarte y aún cuando por momentos sueles contrariarte por todas las pasadas vicisitudes.

Te sentí en mi pecho acariciando mis dolores y escuchando con el corazón, encariñándote con mis más oscuras lagunas mentales, con toda tu alegría y pasión.

Te acaricié el rostro sin tenerte a mi lado, sin haberte conocido, sin saber si eras real o si de mi imaginación solo eras un pequeño estribo de algo que jamás podría observar a diario.

Te describí… Cabello rizado, sonrisa amplia, piel canela, habilidades fantásticas para el baile, coquetería envuelta en disimulado romance con un toque precavido de elegancia.

Presentí… Que nunca existirías y que eras producto de mi altanera actitud de exigirle a Dios una petición con una pizca de arrogancia, que no habría una historia mágica de como nos conocimos, que todo era producto de una inocente nostalgia, que eran cuentos de hadas que mi mente había absorbido después de leer los diálogos de Romeo y Julieta y quedar completamente a esa versión de romance atraído.

Y te conocí… Con el corazón destrozado y el alma dividida en segmentos pequeños, esta hecho penumbra y mi sonrisa brillaba con un látigo de luz de aquellos, que han luchado una cruenta batalla y al mirar al sol pude ver al arrecife de calor más bello.

Te sentí tan cerca y no lo podía creer, eras la descripción plena de todo lo que había pedido y mucho más de lo que jamás había pensado, estabas compuesta por retoños de hermosura con pequeñas gotas de locura, imperfección hecha perfecta en una sola mujer.

Si nuestra historia en algún momento ante la audiencia tenga la necesidad de exponer.

Diría que eres más que lo que mi imaginación primitiva me hubiera permitido describirte algún día y tesoros como tú, en el mundo cada siete milenios nacen una vez.
Francis Drake

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS