Después de servir en la guerrilla, Leo empieza a revivir los ataques a su pelotón, y esos días que debía dormir con un cuchillo en mano y un ojo abierto. Finalmente, es diagnosticado con Desorden de Estrés Post Traumático. Afecta todo aspecto de su vida y se pierde en lo mas profundo de un abismo mental del que nadie lo puede sacar. Cuando decide recibir ayuda, piensa que ya todo está arreglado, hasta que se ve obligado a asistir a terapia en grupo. Sus compañeros son peculiares, sin habilidades sociales y tienen un humor negro que no logra entender, pero hay algo más: tienen dones que sus enfermedades les dan. Dones que él está por descubrir en sí mismo.

¿Quién diría que un enfermo mental pudiera hacer tanto bien?

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