Hoy no escribo en papel(un escrito sin sentido)

Hoy no escribo en papel. Porque el papel se desgasta, se deteriora, porque llega tu madre y piensa que es un pedazo de basura que escribiste mientras estabas en el salón de clases en lugar de prestarle atención al maestro que la dictaba (y tal vez lo es). No escribo en papel porque odio mi letra, aún cuando alguien me dice que es bella, dudo y agradezco, pero por dentro sé que no lo es. No escribo en papel, porque el papel lo vuelve real. El papel convierte mi sentir en parte de la vida, hace que mis manos sean las culpables de que mis sentimientos estén puestos en un material de delgada lámina y que queden expuestos ante las miradas. El papel hace que mis escritos tengan contacto con el aire que respiro, lo que hace que respire lo que pienso, lo que amo y a la vez detesto. Respirar y escribir. Raro. Nunca me ha llamado la atención la idea de escribir en papel. En realidad, nunca me llamó la atención escribir.

Pero hoy lo hago, ¿por qué? ¿Por qué prefiero mirar una pantalla y escribir esto en lugar de estar con mi familia o escuchando lo que «deberían aprender los adolescentes»? ¿Por qué lo que más aburrido me parecía en este momento se convierte en lo único que quiero hacer? No tiene sentido. Lo que he escrito tampoco lo tiene. Pero de eso se trata. Cada que leo encuentro un centro, un título, una razón. Un personaje y una escena. Pero yo no soy así. Escribo lo primero que pienso y es lo último que quiero. ¿Escribo para mí? Sí, tal vez lo hago. Pero de eso se trata. Escribo y trasluzco el desorden en el que se encuentran mis pensamientos. 

Ahora, podría hablar de lo que acabo de comer, pero no tendría sentido. ¿O sí? Tendría tanto sentido como lo que escribí hasta este punto. Tengo una sonrisa ahora. Curioso. Me río de mí misma. Pero ya no, ahora la sonrisa se borró. Que rápido, la sonrisa se fue junto con el movimiento de mis dedos sobre el teclado. No disfruté mi sonrisa. Mal. Ahora que lo pienso no sé cuantas veces en mi vida he sonreído. Espero que las personas que me vieron sonreír guarden esa imagen en su memoria. Espero poder guardar las que vendrán. Espero no olvidar ninguna. Empieza a sonreír. Empieza a recordar. Empieza a escribir esas sonrisas en papel, porque, aunque se vuelvan realidad, podrán respirarlas cuando el trozo de papel se una a la tierra.

Y aunque no tenga sentido, lo tendrá.