A lo largo de toda mi vida, siempre trate de hacer lo correcto, ser integro, saber cuándo
hablar y cuando no, pero ahora tengo 75 años y poco a poco veo como mis recuerdos cobran
vida y se vuelven reales en mis sueños, no puedo evitar pensar que pude cambiar muchas
acciones, decisiones que habrían afectado mi vida y quizás no estaría aquí. Estoy solo en un
cuarto y espero mi hora de partida, tengo miedo y al mismo tiempo curiosidad de que habrá
después de la luz al final del túnel. La noche es muy helada y poco a poco todo mi cuerpo
siente el frio, no puedo dejar de pensar en esos momentos en los cuales la vida fue más
sencilla, tenía una gran energía, hice todo lo que quería hacer, pero siento que me falto algo
por hacer, pero al mismo tiempo siento que si lo hice, ya no puedo preguntarle a nadie que
fue lo que paso en el tiempo en el que estuve dormido.
Son las 9 de la noche es mi momento de ir a la cama, al momento de acomodar la almohada
y acomodar mi cabeza en ella se viene a mi mente un vago recuerdo, el momento en el que
abrí los ojos y volvía ver mi familia tras pensar en ello entro en un suelo profundo. Son las 3
de la madrugada y despierto y ya no puedo volver a conciliar el sueño, decido levantarme e
ir al comedor, enciendo la luz y ella esa allí, la señora que se encarga de llevarte de este
mundo, la más temida por muchos y la más anhelada por otros, es ¡LA MUERTE! Mi cuerpo
no puede moverse y entre mis labios sale una frase ¿Es hora de irme? A lo que ella responde,
aún no.
Yo: ¿Qué haces entonces?
Muerte: ¿Es difícil hasta para mí?
Sintiendo un poco de alivio saco una botella de vino que compre hace 7 años y saco 2 copas.
Yo: ¿Te apetece una copa?
Muerte: ¿Por qué no?
Sirvo ambas copas, es extraño, beberé con los mástemido por algunos y anhelados por otros,
se siente extraño, porque no puedes ver si rostro ya que hay una oscuridad que la rodea, no
es como me lo había imaginado.
Yo: ¿Puedo ver tu rostro?
Muerte: ¡No!
Yo: Es extraño beber vino sin ver la cara de con quien compartes.
Muerte: ¿Qué es más extraño que beber conmigo?
Yo: Tienes razón. ¿Qué haces aquí?
Muerte: Debo llevarte conmigo, pero hay un problema.
Yo ¿Problema? ¿Qué es?
Muerte: Tu línea de vida no está completa, tu destino no ha sido cumplido y no puedo
llevarte.
Yo: ¿Y qué haces aquí?
Muerte: Quería ver al primero que desafía a la muerte.
Yo: No he desafiado a nadie en mi vida, siempre trate de hacer lo mejor posible sin molestar
a nadie, evite problemas, incluso estuve dispuesto a sacrificar mi vida.
Muerte: ¿Crees que sabes más que yo? Te atreves a desafiarme.
Yo: No, no es así.
Muerte: Cumplida tu línea o no, es momento de partir y tu irás conmigo.
Al escuchar esta frase, mi cuerpo queda helado, se sentía pesado, ella se acercaba
lentamente hacía mi tomo mi mano y empecé a sentir un profundo sueño, me marcho a mi
cama y me logro recostar cierro mis ojos y las buenas memorias rondan mi mente, sonrió y
a lo lejos una frase que dice, es tiempo de volver, cierro mis ojos y a lo lejos una luz, es final,
mi atardecer se ha desvanecido. Mi mente ya no está conectado a mi cuerpo por un monto
siento un huracán no tengo rumbo, ¿Qué pasará? He abierto los ojos y un doctor ha
aparecido y me dice bienvenido, informa a una enfermera y en el pasillo suena, ha
despertado del coma es un milagro y muevo mis manos y me doy cuenta que tengo 22 años
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