Hoy empecé a narrar una historia. Mi historia. 

Algo que venía dejando pendiente desde hace mucho. 

No me es fácil. Hay muchos momentos dolorosos. Momentos que mi mirada adulta por momentos quería evitar, pero hoy me animo a abrazar. 

Abrazar al cactus. 

Pero claro, no todo son espinas. Hubo y hay personas maravillosas de esas que fueron y van en contra de cualquier estadística, de cualquier pronóstico, que estuvieron cuando más las necesitaba. Y ese es el valor de las historias pasadas. Recordar los momentos vividos y las batallas libradas con las personas correctas en el momento correcto. 

Pienso e imagino «¿cómo recordarlas correctamente?», «¿Cómo honrarlas?». Por el momento la primera respuesta que se me viene a la mente es viviendo. Viviendo la oportunidad que se me otorgó. Cierro los ojos y doy gracias. Gracias por este techo en los días de lluvia, gracias por este calor en los días de frío, gracias por poder sentir el aire corriendo por mis pulmones y por sentir el aroma de las mañanas. 

Gracias por darme la oportunidad de vivir.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS