Heroína digital

Las redes sociales son sólo una muestra grotesca de lo insignificante que es el humano ante un mundo indiferente. La gente necesita de una dosis de ego diario para sobrevivir al anonimato, pues, en esta era de la hiperconexión, el anonimato es la muerte simbólica del individuo. Y la muerte es el misterio mas temido a través de los siglos. 

Las redes sociales resucitan al hombre del anonimato y le confieren existencia, porque la gente busca ser existente para otros, no para sí mismos. Y al ser existente para otros, en cierto grado son existentes para sí mismos. Sin embargo, cuando se es existente para los demás, sin ser conscientes de nuestra mismidad, caemos en la tiranía de las masas, allí donde pensar con crítica, coherencia y militancia, es una amenaza para el hombre o la mujer que está sometido, como un esclavo, al imperio de lo superfluo. 

Hemos llegado a un grado de soledad tan lamentable que necesitamos de las redes sociales para buscar, como un drogadicto a la heroína, una dosis diaria de aprobación ajena. 

Es la miseria existencial en la que está sumida esta generación incapaz de ser reales por temor a la censura pública. Por eso valoro a los hombres y mujeres auténticos, porque son pocos y moralmente valiosos.