«Habisale Maz’l»

El final comenzó un miércoles por la tarde cuando vino a mi memoria la cancion en Idish que ella cantaba, casi en silencio, cuando  yo era niña .

Esa memoria, que juro podia escuchar como si estuviera siendo transmitida en radio, me encontró en mi dormitorio aplicando un tapete florido a las puertas del ropero. 

La mudanza a la vieja casona familiar despertó en mi la aventura de aplicar tapetes a toda pared o puerta que se cruce en mi camino… Entre mis tapetes locos y la madreselva que crecía alrededor de la casona, era casi imposible encontrar la entrada …creando confusion en los visitantes fortuitos…

Pero volvamos a ella.

Mientras escribo estas líneas, me descubro pensando que no es merecedora de ellas. De estas palaras, de este decir. 

Pero, como dice mi terapeuta..»libera y liberate…deja ir» 

Y yo, obediente como siempre, liberando ando. 

En su lecho de muerte ella continúo siendo la misma.

Desagradecida.

Paria.

Pateando el amor que le dan.

Le llevo más de una semana morirse.

Entregarse a los brazos de la dulce muerte. Liberándonos de su tacaño corazón. 

A las doce en punto del mediodía, el reloj cu-cu del salon anuncio.

Tambien mi celular. 

Ella se animó a dejar de respirar.

Entrego su alma…a Dios o a el Diablo.

Eso, nunca se sabra.