Como un espejismo que me persigue gritándome lo que no soy capaz de ver. Ya no hay venda que pueda tapar mis ojos. Todo es una verdad escondida en mil mentiras, hasta que te atreves a mirar hacia adentro. El culpable no es quien tengo enfrente, sino la piel que habita mi cuerpo. ¿A caso no es eso la vida? Una obra de teatro que nos repite la misma historia que no somos capaces de entender. He visto la luz al final del túnel, sin haber llegado al final de mi vida. Ahora todo cobra sentido, ahora veo las cuentas pendientes que por miedo no me atreví a pagar. Mis heridas aún estaban sangrando y mi cuerpo seguía reaccionando a esas situaciones que no me atreví a aceptar. Esta vez no van a haber huídas, está vez me quedo en el lugar que tanto me aterraba. Me permito sentir el miedo, hasta que disminuya y pueda trascenderlo en amor. Para que ya no se aparezcan en mi vida los fantasmas de mi pasado, pidiéndome a gritos que no los deje morir. Con cariño les doy su lugar en mi alma, los atiendo y como un susurro del viento les digo que ya es hora de marchar. Esto es un cierre en el momento perfecto, por eso me compadezco y me premio por haber hecho lo mejor que sabía. Perdono y agradezco a quien vino a mostrarme las heridas que me estaban desgarrando. Lo amaré por siempre en mi corazón y agradeceré su paso por mi camino. Hoy entierro el hacha que hace mucho tiempo que tenía que haber dejado de empuñar. Hoy quiero la paz, el amor y la bondad que elijo ver en todos y cada uno de los seres humanos.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS