La gaviota
herida de viento
pandea su vuelo
y se estrella en la costa.

El humano
herido de tiempo
recorre sus recuerdos
y se estrella contra sí mismo.

La gaviota
con sangre en las plumas
y dolor en las alas,
salta al vacío de nuevo.

Morir
no es caer,
es perder el vuelo.

Quizás
solo necesitas un salto de fe.

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