Escribí poemas, versos,

bocetos y pinturas sin contextos,

figuras, caligrafía y todo tipo de garabatos

en su piel en forma de caricias,

le escribí, te quiero, le escribí me hacías falta,

la insulté, diciéndole que la amaba mientras

la penetraba con más amor que perversión,

le arranqué suspiros, gemidos, gritos, sonrisas, carcajadas,

le arranqué palabrotas, también pequeñas palabras

y me habló, tan tímida, como si la vida comenzara,

le arranqué miradas, cohibidas, profundas,

depresivas, tristes y dolorosas,

ansiosas, célebres, majestuosas y tantas más como no conocía,

Le arranqué un par de lágrimas, y momentos difíciles,

algunas veces que me arrepentí, otras me autodescubrí

y no dije nada, mientras dejé que ella se alejara de mí.

Toqué su entre y su pierna,

le arranqué con fuerza la ropa,

el sostén, los miedos, sonrisas

su alma, estuve dentro de ella,

me cobijé con su piel, la cobijé con mi piel,

la maltraté con besos lentos, rápidos y sin secuencia

y ella me arrancó tatuajes, trazos, líneas sin dirección

con sus uñas en mi espalda,

le arranqué cabellos, orgasmos, sudor y cansancio.

Le arranqué recuerdos, sensaciones,

me arrancó mi cuerpo, y se lo di,

le arranqué parte de su mar y su espacio, me sumergí,

le arranqué olvido, le di mis sueños,

mi pudor, mi timidez y mi lado salvaje,

le arranqué la cama, le di mi sudor,

mi saliva, mi semen y lágrimas,

me vine dentro, estuve dentro,

me quedé adentro y le dejé una parte de mí,

de mi vida,

le arranqué, una parte de la vida de ella

y ella se quedó con una parte mía.

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