Los buenos tiempos tal vez algunas veces son venideros, sin embargo, la esperanza en el suspiro de tus labios fue la mayor grandeza que me ha dado la vida, tus ojos claros como las estrellas despidiéndose de la noche. Tus ojos claros hasta ahora me conmueven al recordarlos, tal vez no estás, pero lamento el tiempo que esperé en poder conocer más de ti. Me hace falta tu voz, me hace falta tu sonrisa, me hace falta verte, me haces falta tú. Te vi siempre de lejos, y te idealizo aún en mis sueños, una leve corriente que se impregna en mi alma me hace difícil acercarme a ti. Y no puedo olvidarte, porque sería una traición acelerar esta espera que te prometí en los atardeceres del otoño fúnebre en que partiste, mi ángel, mi amada, mi dulce esperanza, no hay métrica ni ritmo pero estas palabras llegan desde aquí, desde el corazón mismo.
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