Recuerdo que ese día sentiste frío. Estoy segura de que así fue, no me lo niegues. Sentiste frío y en vez de ir a buscar algo con qué arroparte preferiste seguir como si nada, como si te diera flojera. Al parecer, todo te da flojera. Bueno, nos da, porque yo tampoco me arropé ese día. ¿Eres así para todo? Diría alguien ahora mismo y sonrío al recordar esas palabras. No lo conoces, pero no importa, lo que ocurra ahora en mi vida no es tu problema. Sí, soy así para todo, le digo. Y te lo digo a ti. Y tú también lo eres y nadie te dice nada, Jules. ¿Cuál es el problema? Ese fue un día en el que pasaron muchas cosas. Luego de haber ido a su funeral recordaste algunas conversaciones sin terminar. A tu mente vinieron tantas experiencias que podrían hacer llorar a cualquiera. Pero tú eres fuerte. Tú eres diferente, eres más que nadie, según tú. Nadie debía verte en un estado tan lamentable y frente a tu familia tomaste una actitud poco aceptada. Al fin y al cabo ¿qué interesa? Estabas en negación. Fue inesperado, lo sé. O no, porque ya era viejo y todos lo veían venir. Menos tú. Tú lo querías en tu graduación. Querías que, en caso de que pasara, te llevara al altar. Querías que estuviera en cada momento de tu vida, porque él era una de las personas a las que mayor cariño le tenías, a pesar de no demostrárselo. Igual que yo, pero no estoy aquí para hablar de mí.

No le pediste perdón. Y ese día y el día anterior y el que vino luego de ese, sentiste frío. Y un vacío que no se podía llenar. Y luego de más de 5 años sigue estando el vacío. Además de que también apareció una pequeña presión en el pecho que surge de cuando en cuando, que te hace un nudo en la garganta y que te llena los ojos de lágrimas. Pero debes quedarte así, porque si lo dejas salir todo el frío viene otra vez y pasará mucho tiempo para que puedas volver a recuperar el calor. O la calidez. ¿Será lo mismo? Yo digo que no. Y el miedo surgirá otra vez y pasarás frío de nuevo. Ha pasado mucho tiempo y ya no tendría sentido arroparte por algo como eso. A menos que sucediera de nuevo, con alguien distinto, obviamente, y tuvieras que buscar esta vez una cobija, un cobertor, una frazada, como prefieras llamarla, más grande que la que debiste tener en aquel entonces, pero que según tú, no necesitabas. Es decir, el frío de aquella vez podría volver si lo recuerdas, pero no duraría tanto como si se tratase de un frío nuevo.

Solo quiero pedirte que por favor no dejes que ese frío te invada otra vez, porque podría llegar un momento en el que te sientas muy incómoda y por fin quieras acercarte al fuego o buscar una manta y nada va a funcionar. Algunos dicen que si no se puede controlar el frío desde afuera lo ideal es tomar una taza de té, café o sopa caliente y así ves cómo da resultado. Te recomiendo un té cuya presentación es azul. Dicen que te ayuda a dormir. A mí no me ayuda, pero sí que sabe bien. Calentito te ayudará bastante. Podrías permitirte también acompañarlo con una o dos galletas, a ver si se te endulza la vida un poco. Porque no solo tienes frío, tú y yo sabemos qué más hay dentro de ti.

Quisiera recordarte que nada de eso es bueno. Ni el frío, ni el odio, el rencor o el saborcito amargo de tus labios. Que no he probado ni probaré, pero algo me dice que lo tienes, porque vi tu foto hace poquito y se te nota. Ya me has dicho muchas veces que no me meta en tu vida. Yo solo me preocupo por ti. Intenta dejar todo eso atrás. Si bien tu pasado es parte de quien eres en el presente, así como de quién serás en el futuro, él no debe controlar cada acción, pensamiento o actitud. Llegará un día en el que el miedo y el dolor serán solo una sombra casi imperceptible.

Si te preguntas por Pancho, aquí sigue, tan saludable como Roberto y tan gordo como Julián. Si en algún momento volvieres con la intensión de llevártelo me tendrías que llevar a mí también, junto con Julián y Roberto.

Sé perfectamente bien que todos tenemos derecho a sentir algo de frío de vez en cuando, pero tu tiempo ya pasó. Digo todo esto porque me han dicho que no hay necesidad de tocarte para darse cuenta que andas fría. Como que recuerdas a la Bruja Blanca de Narnia. Y me dijeron que cuando respiras sale de tu nariz ese humito que es blanco. Sé también que ese frío es por lo que te comenté al principio. Ese día todos tuvimos frío. No te sientas especial.

Ese día y todos los demás. Vamos, he sentido más frío que tú en todos estos años. Bueno, no, hemos sentido el mismo frío de la misma forma por las mismas razones, pero ya, deja ese frío atrás, por favor, que si sigues así me vas a contagiar a mí también. No digo que mi frío se haya ido del todo. A veces viene a visitarme, porque sabemos que es un frío que, o no se irá nunca, o tardará mucho para irse completamente, pero no ando emparamada de frío.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS