Caricias bajo las sábanas, ambas en una misma almohada. Estaba en espera de ese gran momento, sabíamos lo que sucedería. Entre risas el espacio se fue reduciendo, llegándola a tener tan cerca pero tan lejos. Lo último que recuerdo es estar besándola y estar sintiendo aquellas famosas mariposas en el estómago, revoloteando con una fuerza que nunca había experimentado. Fue la noche mas asquerosamente romántica que he tenido en lo que va de vida, pero fue hermosa.

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