En un abrir y cerrar de ojos se llevó la calidez, la dulzura, los latidos, las caricias, la poca cordura, y un par de sueños, me dejo la angustia, el desastre, la desilusión, incluso un intenso dolor en el pecho que me ha consumido de a poco internándome en el caos, aún recuerdo como lentamente caía de rodillas al mismo tiempo que me llevaba las manos al rostro, ya confundido con un semblante destrozado, y los ojos hundidos en llanto, alcanzaba ver entre el tumulto la sombra de su adiós, mientras sentía como cada una de estas lágrimas me arañaban la piel, porque cada una de ellas eran como una puñalada en el corazón.
Las gotas de lluvia azotaban el suelo cuando de repente tambaleándose se puso en pie, y salió corriendo a soplo tras de ella, quería guardarse por última vez la luz de su mirada, el calor de sus brazos, el dulce de sus labios, al tiempo que la alcanzó, despavorido encontró refugio en su piel, mientras su corazón se rompía en pedazos, a la vez que naufragaba en llanto y desesperación, él, tenía una dulce mirada triste, había algo en su mirada que ella nunca antes vio, talvez fue agradecimiento, lealtad o amor, no importa porque en ese instante un susurro casi imperceptible rompió el silencio;
“Solo Dios sabe cuánto te ame”,
No sé quién lo dijo, si ella o yo, o alguien de entre la multitud, pero tenía razón solo Dios sabía, que por ti, daría mi felicidad y mi vida.
Si me preguntan, ¿Y dónde está la puta felicidad en este relato?, la felicidad está ahí en medio del caos, en cada sonrisa y cada lágrima que brotó por alguno de sus recuerdos, porque ella siempre ha estado presente, su nombre siempre ha estado impregnado en cada una de estas letras, incluso está inmortalizada en cada lugar, en las tantas primeras veces juntos, está en esos momentos sublimes que el tan solo imaginar te llevan fuera del planeta, porque ella es ese alboroto que causa y causó en cada mísera fibra que formó parte de este ser, aunque puede ser imperceptible, pero basta con cerrar los ojos y encontrarla inmortalizada en el alma, porque la felicidad está ahí y en todos lados, aún entre los pedazos dejó robándome la paz y regalándome agonía.
Y a pesar de todo he sonreído como sonríe alguien que todavía tiene esperanza aun cuando tras las rejas de su propia cárcel se siente feliz, porque a pesar de todo siempre tuvo la libertad de irse, pero cambio su felicidad porque ese par de ojos encontraron ese algo que hace mucho tiempo había perdido, y quiera la vida que entiendas lo que te escribo, porque eres todo lo que quiero en ella.
-Repúblicaº0- 9-9-9
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