Me siento desnuda…

Es mi alma despojada, expuesta.

Mi corazón latiendo se entrega.

Mi cuerpo, el vacío, el terror del descontrol que se transforma, se acurruca en otros cuerpos.

El dolor insoportable que se sale del pecho, que parte de las entrañas, se despega del cuerpo y emerge en un grito, un llanto que me sacude entera.

Me desarmo y me despojo para volver a unir mis piezas…

Pero hay otros, otros vínculos, otros lazos, otras manos, otros cuerpos que me sostienen, que acarician, dan calor para poder sentir que la pena y el dolor se ablandan y se calman.

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