Lo único más embarazoso que encontrarte en los pasillos de la Facultad a alguien que no te simpatiza es encontrarte en uno de esos pasillos a alguien que antes te simpatizaba y ya no, alguien con quien has compartido cigarros y cigarrillos de mariguana, alcohol, comida, alguien con quien tal vez has viajado, a través del espacio y/o de la psique, y con quien tal vez, pero sólo tal vez, además de amigos en común tienes amantes en común, a pesar de todo lo cual la simpatía entre ustedes se ha disipado igual que la niebla al Sol, y entonces, cuando ambos recorren el mismo pasillo en direcciones opuestas, no sabes cómo gastártelas, dudas entre saludar hipócritamente, sin detenerte y conservando la distancia, e ignorarlo como al cretino que ahora te parece y sobre todo como el cretino que ahora, sin duda pero no sin razón, has de parecerle, un cretino, dicho sea de paso, demasiado preocupado por otro cretino como para ocuparse de sí mismo, y todo esto, además de embarazoso, es triste, incluso trágico, porque la Facultad es como el mundo y el mundo, que ciertamente es ajeno Don Ciro, no es para nada ancho, es más bien estrecho, minúsculo, el peor lugar para perder amigos.
OPINIONES Y COMENTARIOS