Fatídica historia de la abuela desalmada

Fatídica historia de la abuela desalmada

DERAL

30/04/2022

Paulina, una chica hermosa, joven y cautelosa, se encontró viviendo en una casa grande pero antigua para su gusto, esto sucedió luego de la muerte de su madre, quien siempre la protegía y cuidaba. La abuela de Paulina en un principio se mostraba atenta y despistada, pues era muy buena para aparentar bondad. Increíblemente una mañana, cuando llegaba el otoño, las hojas de los arboles se caían y así mismo paulina cada mañana empezaba a sentir que sus fuerzas se debilitaban. 

Por su parte la abuela simulaba ser dócil e ignorante pero sucedía que después de las doce de la noche, la abuela se cambiaba de habitación y se acostaba al lado de su nieta. Le decía al oído todo lo que debía hacer y se apoderaba de sus pensamientos de forma frívola. La abuela, cuyo nombre era Eliodora conocía los deseos mas profundos porque veía a través del alma de las personas. Paulina se levantaba, se miraba al espejo y veía las sombra de una dama marchita, tenia sueño y sentía como si un animal succionara su sangre. Eliodora con sus consejos nocturnos y subconscientes también hizo que Paulina rompiera su relación amorosa. La joven no sabia qué pasaba dentro de ella, se desconocía. 

Una noche Paulina fingió tomarse tres botellas de vino y caer dormida, cuando vigiló la habitación la anciana entró y entre sombras Paulina vio sus gestos, la abuela se acercó y con sus manos succionaba la juventud de la chica, luego se fue dormir y al día siguiente Paulina sintió que necesitaba un héroe que la salvara, pues ya no tenia mas fuerzas. Acudió a su hermano Efrén, quien vendía medicamentos de acción rápida, él le llevo dos píldoras, una se llamo voluntad y la otra cronología. La noche siguiente, una noche después, la nieta volvió a engañar a la abuela y al momento de verla acercar gritó muy fuerte a su hermano, quien se hallaba escondido en la parte trasera del sofá. 

-Ayuda! gritó. El hermano salió pero no vio nada, paulina gritaba, -quítamela!, -ayuda!, pero Efrén no veía a nadie. Sin embargo le dio las dos píldoras y fue en ese momento cuando Paulina vio claramente; la pastilla de la voluntad le hizo ver que eran miedos infundados y que con voluntad podría salir de ese trance y la pastilla de la cronología le hizo ver que podía volver atrás y entender que lo vivido estaba bien vivido así, y que en el espejo veía las sombras de la muerte que realmente era su mayor miedo pero que el tiempo lo curaría todo paso a paso.

Despertó una mañana después del otoño y recordó ir a visitar a su abuela muerta ya hacía una década. Se sintió aliviada de poder lidiar con sus propios pensamientos, tomó en sus manos una copa de vino y se recostó en su nueva habitación esperanzada de dormir tranquilamente. 

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