Resumen
Este ensayo comprende el estudio del pensamiento ético y político de Confucio[1] a través de sus Analectas (Lun Yu)[2] en concordancia al entramado de la filosofía ética y política de Sócrates[3] inmerso en su Apología[4], pensamiento el cuál recae en las nociones de virtud, justicia, amor y autoconocimiento, como requisito fundamental para una vida social Humana[5] que garantice el éxito de la misma.
Palabras clave: Confucio, Sócrates, virtud, ética, moral, justicia, bondad, armonía, conocimiento, humanidad, sociedad, individuo.
‹‹El hidalgo come sin afán de hartazgo y vive sin afán de holganza. Es diligente en lo que hace y circunspecto en lo que dice. Cultiva la rectitud conforme a quienes poseen la vía. En verdad se puede decir de él que desea aprender.››
Confucio, Lun Yu, I-14
Ante presente pensamiento, el maestro Kǒngzǐ nos refiere al Dào, vale decir, la vía o el camino por el cual el hombre sabio se expresa con moderación tanto ante su entorno social como consigo mismo y se interesa por trascender su sabiduría a aquellos interesados en encontrar la armonía a través de la vía.
Según el maestro, un hombre que imprima en su alma y haga que se comprenda en su totalidad de dicha esencia, además de ser un buen ejemplo a seguir para una futura sociedad Humana, el llegar a tal grado de perfección en un sentido moral y ético, no puede afirmarse que ese hombre, lo ha aprendido todo. Porque para Confucio, el Jun Zi [6]no es aquél que todo lo sabe, sino aquél que se mantiene en el camino adecuado para una vida plena y en el cual va alimentándose, reconstruyéndose en el tiempo. Y se alimenta en el sentido personal de la moderación respecto a la virtud. La virtud en este caso va acompañada de bondad, sabiduría, justicia, amor, habilidad, ingenio, respeto, hacia el prójimo. Palabra que nos recuerda en unos años previos a su muerte al bien considerado por el padre de la filosofía de la antigua Grecia, Sócrates. Cabe acotar, que en varios de sus diálogos escritos por Platón, por ejemplo, El Menón, El Laques, La República, entre otros, intenta definir qué es la virtud, en el cuál se encuentra este entramado de elementos a los que Confucio hace referencia con respecto a la virtud. En la Apología de Sócrates, escrita por Platón, éste en su defensa ante las acusaciones que se le hacían por corromper a la juventud y cobrar por enseñar, por la creencia en falsos dioses, etc., afirma que la virtud no es algo teórico sino algo que hay que poner en práctica y allí es cuando se convierte en saber. Porque no tuviese sentido saber lo que es la virtud sin aplicarla. Lo mismo presenta el pensamiento de Confucio, su visión de la ética se sustenta por el conocimiento de las cosas en un sentido activo, práctico.
Y una de las virtudes puede cumplirse en el hecho de ser humilde, en una de las Analectas puede observarse “Zigong preguntó: ‹‹ ¿Qué os parece quien aun siendo pobre no adula, y quien aun siendo rico no es soberbio?››. El maestro contestó: ‹‹Está bien. Pero mejor es quien aún siendo pobre es feliz, y quien aun siendo rico cultiva los ritos››…”.[7] Aquí hace referencia también importante a un pensamiento de Sócrates en el que anuncia que lo que el ve en las ciudades es que aquellos hombres que consideraba como sabios, pues no lo eran totalmente porque aquellos que son ricos o aquellos que poseen poder, honores por el arte que desempeñan, se creen muy sabios y muy dotados y se alaban y se crecen a tal punto que se sienten superiores, pues no se atreven a reconocer un poquito que el hombre siempre va a tener un grado de ignorancia respecto a otras artes o inclusive su arte misma. Sócrates en su muerte cercana, durante el juicio afirma que a pesar de él ser una persona pobre y de no tener nada en la vida por interesarse por el bien de otros, el siente llenura con eso, y gracias a ser un hombre de virtud. El sentía eso como una vida más plena que la de aquellos que –como Confucio podría denominar Xiao Ren[8]– se pasan la vida preocupándose por los bienes materiales, honores y placeres creyendo que es eso lo que les asegurará la mayor suma de felicidad posible. Pues no hacen más que desprenderse del verdadero camino para construir la esencia del alma.
Se torna curioso y puede observarse que el ideal de ambos maestros tiene una conexión bastante aproximada, detalle importante porque nos refiere a distinto tiempo, cultura, geografía. Y esto es lo que los hace grandes, su legado filosófico y no solo eso sino que hasta el fin de sus vidas estuvieron firmes en ello, en su práctica y en su capacidad para darle vida a ello como ejemplo a otros seres. Prueba de ello está en Sócrates, que murió firme a sus ideales, como lo cuenta Platón en la Apología. Tras defenderse Sócrates y observar que los ciudadanos que conoce –si a esa clase de gente es que puede llamárseles ciudadanos- no poseen la virtud que el conoce, por ser soberbios, envidiosos, arrogantes, traidores a su patria, a su pueblo, etc. Y tratar de comprender lo que en el oráculo de Delfos[9] a través de la Pitonisa le había dicho a Querefonte[10] sobre quien era el hombre más sabio de la ciudad. Tras haber respondido que era Sócrates y por sus medios dialécticos de indagar el por qué de esa respuesta, Sócrates admite que como él sí es capaz de reconocer su ignorancia y los otros no, por ello es que la Pitonisa afirma que él es el más sabio. Porque la sabiduría no consiste en saber unas cuantas cosas, pues ello no significa saberlo todo, en la vida no hay un sentido de superioridad intelectual que se destaque en competencias, pues todos tienen capacidades y la fortuna de procurarse la sabiduría. Y lo más importante, es que hay que tener claro que no todo puede ser conocido y la sabiduría no puede limitarse al desempeño de procurarse las cosas que se desean. La felicidad no puede limitarse a los deseos de cada quien. Porque aquello que puede ser bueno para unos, para otros puede causar inconvenientes. Por lo tanto, lo que hay que procurarse es distinguir lo que es el bien y el mal en sentido universal y de esta manera hacer solo aquello que convierta al hombre en un ser moral. Sócrates afirma en la apología que una vida sin reflexión es una vida que no merece ser vivida, porque el hombre de ignorancia no hace más sino daño a la sociedad y para que ésta funcione basta que uno falle para que todos se contaminen. Sobre esto va a estar de acuerdo el maestro Kǒngzǐ, afirmando que el gobernante debería ser el que dé mayor ejemplo de virtud, porque al practicarlas, tiene presente el bien del pueblo y no su beneficio personal- tal cual como se afirma de éste modo en el Libro I de La República de Platón, en el que Sócrates afirma a Trasímaco, que así como aquel que se desempeña en un arte no tiene un fin en sí mismo sino hacer lo que su arte le exige, de este modo, el gobernante como gobernador de un pueblo no tiene más sino que cumplir lo debido a su pueblo de acuerdo a las necesidades de la ciudad, más no de acuerdo a los intereses particulares del mismo-. Confucio advierte algo importante en sus Analectas, en lo que afirma: “El maestro dijo: ‹‹Quien gobierna por su virtud es como la Estrella Polar, que permanece en su sitio mientras los demás astros giran en torno a ella.›› ‹‹Guía al pueblo con leyes, mantenlo en orden con castigos[11]: el pueblo hará lo posible por eludirlos, pero carecerá de sentido del honor[12]. Guíalo por la virtud, mantenlo en orden por los ritos. Tendrá sentido del honor y se avendrá[13].››”.[14] Mediante ello, puede observarse que la filosofía política de ambos maestros es la representación de la piedra filosofal de un orden ético, pero un orden ético sustentado por el orden y conocimiento de las cosas. El maestro Kǒngzǐ afirmó: “‹‹Aquél que repasando lo sabido y aprende de ello algo nuevo, puede ser maestro.››”[15]
No hay que dejar de lado la forma de pensar de los maestros respecto al uso del método de la
mayéutica, la retórica que usaban al momento de discutir y llegar a la verdad. En Sócrates lo podemos evidenciar en el entramado de obras de Platón, en su célebre: “Sólo sé que no sé nada; y esto cabalmente me distingue de los demás filósofos, que creen saberlo todo.”, como hasta en la misma Apología podemos observar que se le acusa de corromper a la juventud, donde Melito lo acusa de impío, por una curiosidad malhechora de querer discernir lo que pasa en los cielos y en la tierra, convirtiendo en buena una mala causa y enseña a los demás esas doctrinas. Pero recordando a Aristófanes[16], en su comedia “Las Nubes”, en la que pinta a Sócrates como un charlatán que pretende convertir las ideas malas en buenas y que le inculca ello a la juventud, extendió más su mala fama. Lógicamente, es una acusación absurda ya que parte de su método era mostrar la verdad convirtiendo en buena una mala causa o viceversa, con el fin de hacer reflexionar, posibilitar juicios críticos.
Suárez, en las Analectas de Confucio afirma: “El maestro dijo: ‹‹You, ¿te enseño lo que es el saber? Considera que sabes lo que sabes, considera que no sabes lo que no sabes››”[17] Estas reflexiones nos dan un tono sutil y profundo respecto a la medida justa del ser respecto al conocimiento, la sencillez presente en su pensamiento. Detalle importante para el crecimiento de la deseada Humanidad, pues en la medida en que se de ejemplo de sencillez ante todo conocimiento pues evita los ideales villanos. Pues la idea de estos dos maestros era dejar un legado del pensamiento en el cual se fundamenten seres de mayor prestigio para que se hiciera posible la idea de Humanidad. Porque para ellos el ser Humano no es el ser corriente de la sociedad, éste debe librarse del ideal individual, porque cuando se vive en sociedad, es necesario establecer ciertas leyes para controlar las ciudades. Porque –haciendo referencia a Platón en una discusión con Trasímaco[18] en República I[19]– si los hombres no tuviesen la tentación de caer en el error, pues no harían falta leyes, ni nadie que los gobierne, sería un estado anárquico, pero esto es casi imposible, porque el hombre actúa en las medidas de sus deseos individuales. El hombre por naturaleza es capaz de actuar correctamente si se rige por el conocimiento de las cosas, pero cuando está inmerso en la ignorancia, pues obrará por sus consecuencias. Y esto de la ignorancia no puede referirse a más sino a su falta de sabiduría y la sabiduría no es otra cosa que el conocimiento de la virtud. Y la virtud no se da de otra forma sino con la constante reflexión y seguimiento de las leyes de la ciudad. Cabe acotar que ni Confucio ni Sócrates tienen alguna divinidad en particular, pero si firman que la Humanidad debe regirse del respeto mutuo, la justicia y la benevolencia “Zigong Preguntó: ‹‹ ¿Hay alguna palabra que pueda guiar los actos de toda una vida?››. El maestro dijo: ‹‹“Benevolencia”: lo que no desees para ti, no lo inflijas a los demás››”[20]. Pero si creen en algún don que imparte las reglas morales; el hombre con los recursos que posee la tierra tiene la posibilidad de vivir bien si administra bien sus bienes y si está en completa armonía con el universo en sentido terrenal y social. Esta es la mayor suma de felicidad posible.
“Sólo hay un bien: el conocimiento. Sólo hay un mal: la ignorancia”[21]
“El maestro dijo: ‹‹Si, siendo hombre, se carece de humanidad, ¿de qué sirven los ritos? Si, siendo hombre, se carece de humanidad, ¿de qué sirve la música?››”[22]
Bibliografía
- Lun Yu (Reflexiones y enseñanzas. Traducción, introducción y notas por SUÁREZ GIRARD, Anne-Hélene, Barcelona: Edit. Kairós, 1997.
- Apología de Sócrates. Traducción, prólogo y notas por BERGUA, Juan Bautista, Madrid: Edit. Ibéricas.
- República. Platón, Traducción José Tomás y García, 4ta ed., Edit. Panamericana, Santafé de Bogotá, 1997.
[1]Kǒngzǐ, filósofo chino creador del confucianismo (551 – 479 a.C).
[2]. Lun Yu (Reflexiones y enseñanzas), Traducción, introducción y notas por SUÁREZ GIRARD, Anne-Hélene, Barcelona: Edit. Kairós, 1997.
[3] . Σωκράτης, filósofo griego (470 – 399 a.C).
[4]Apología de Sócrates. Traducción, prólogo y notas por BERGUA, Juan Bautista, Madrid: Edit. Ibéricas.
[5]Hago referencia a la palabra “Humanidad” con mayúscula para diferenciarla del sentido definicional ordinario, respecto al ideológico conceptual referido por estos filósofos.
[6] Hombre letrado, noble
[7] Lun Yu, I-15
[8] Villano, persona baja moralmente
[9] Recinto sagrado en la antigua Grecia, dedicado al dios Apolo.
[10] Amigo de Sócrates
[11] Leyes penales
[12] En sentido moral, la vergüenza
[13] Se ordenará
[14] Lun Yu, I-1-3
[15] Lun Yu, II-11
[16]Ἀριστοφάνης; Atenas, (444 a. C. – 385 a. C.) famoso dramaturgo griego.
[17] Lun Yu, II-17
[18] Θρασύμαχος (459 a. C.-400 a. C.) ciudadano de Calcedonia en el Bósforo. Aparece como Sofista en República I.
[19] Platón, Traducción José Tomás y García, 4ta ed., Edit. Panamericana, Santafé de Bogotá, 1997.
[20] Lun Yu, XV-23
[21] Apología de Sócrates
[22] Lun Yu, II-3

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