ETERNA EXISTENCIA

Resilencia le sigo suplicando a mi ser al llegar el invierno, el frio me sigue abrazando los huesos mientras la nostalgia conquista mi alma haciéndola acurrucarse contra la esquina de la cama mirando fijamente la pared, y las primeras lagrimas empiezan a caer. Mi cabeza no da tregua a mi ser, y la ansiedad y depresión acechan como hienas mi cuerpo, la niña dentro de mi se ha rendido, y yace tendida en el piso suplicando la hora de mi muerte.

Deseo rendirme ya, pero al cerrar los ojos mi conciencia toma el rol de mi verdugo y lanza al azar efímeros recuerdos como si se tratara de un cortometraje de toda mi vida. Justo en este suceso me doy cuenta que deseaba tanto extender mi existencia que, en el proceso por lograrlo, nunca me detuve a vivir cada etapa de ella.

Hoy en esta despampanante y asfixiante melancolía que huele a olvido y penumbra, me siento como un mueble viejo que es relegado al sótano de la casa siendo destinado al polvo, telarañas y descuido que luego con el tiempo lo hacen inservible, supongo que este es el sentimiento de los que envejecemos, ya nos volvemos inservibles para los demás. – ¡Hahn! Envejecer se siente a soledad-

Se me hace inefable pensar que fui alguna vez una niña que soñó con vivir muchos años, pero sin un propósito, solo quería vivir. Camine por la vida sin lo más importante y creo que inconscientemente lo buscaba para darle sentido a mi existencia por eso no disfrute cada etapa de esta preciosa vida que viví.

Tuve el don de dar la vida dos seres que nacieron de mí y eso lleno de regocijancia mi ser, el amor no cabía en mi pecho y sentí que mi propósito era dedicarles de lleno toda vida, pero, cuando cada uno tomo su camino me sentí vacía de nuevo como si mi propósito hubiera llegado a su fin. En mi desesperada búsqueda por no dejarme abatir quise aferrarme a ellos y sus preciosas vidas forzando a que me incluyan en ella, aun cuando ya me había demostrado que ellos no querían aferrarse a mí.

Ellos simplemente me echaron de sus vidas sin distinción alguna, no recrimino su actitud, pues, ellos no tenían la culpa de que esta mujer no haya encontrado su propósito, y hoy me voy, dejando mi existencia con arrepentimientos y soledad y frio, deseando haber vivido una vida menos lamentable y con un propósito para haber hecho una vida mas memorable.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS