Capítulo 1: Lefkós mágos.
Mamá Unne siempre cree que tiene la razón y debo decir que en eso tiene toda la razón, valga la redundancia, ella es el centro de toda mi vida, ella es como el sol donde tanto papá Gaelán como yo su hijo Asteri giramos.
Irónicamente mi nombre significa estrella y así me siento con ella, como una estrella mas en la constelación hermosa que mamá forma en el hogar.
Mamá Unne es cariñosa y bondadosa, no le gusta mucho hablar de si misma y de los abuelos Piero y Alvar, ellos por su parte nos visitan pocas veces al año, no somos muy cercanos, siendo que deberíamos de serlo, creo que no nos llevamos tan bien con ellos como quisiéramos, tanto mamá Unne como papá Gaelán no me cuentan su pasado, entiendo que les cueste rememorar sus vivencias, pero tengo el derecho a saber porque tanta incomodidad de parte de ellos para con mis abuelos.
Abuela Alvar y abuelo Piero siempre me han querido y mimado, quizás se arrepienten de las cosas del pasado y que ocurrieron con mamá.
De verdad que no entiendo a los adultos, sería mucho más fácil si se hablara todo y vomitaran lo que sienten, después de todo -¿Por qué ir a tientas y recorrer caminos enrevesados que no llevarán a nada?.
Madre me dice que algún día me lo dirá.
Yo le digo que primero solucione sus cosas con los abuelos y de ahí conversamos nosotros, el problema no es conmigo sino con ellos, sinceramente no odio a los abuelos porque no me han dado motivos para que tenga animadversión hacia ellos.
Salgo de mi mente para nuevamente oír a mi padre hablar sobre las plantas, como padre es un profesor en la escuela Antesis y encargado de la casa de los Lefkós mágos, ama demasiado hablar sobre ello, no tanto como ama a madre Unne, pero es yo creo con facilidad en su lista es lo tercero que más ama.
De él heredé ese amor por las plantas, a veces me paso horas y días sin salir del laboratorio que tiene mi padre en casa y aunque tanto madre como padre siempre me han dicho que no debo sentirme presionado a entrar en la academia Asteri, siento que padre quizás no sea tan neutro en ese pensamiento, como él quiere que sea.
Eso si nunca me lo ha dicho directamente, pero siento que quiere que siga sus pasos y herede la casa que cuida en la academia.
Que no me presionen en la magia no quiere decir que me prohíban investigar en ella, desde que empecé a leer, siempre he querido saber sobre las memorias y herencias de mi gente.
Esta curiosidad le atribuyo mas que a un interés por entrar a la academia, es un interés por no quedar de ignorante en el mundo que tanto mamá Unne como papá Gaelán viven.
-¿Qué estás pensando Asteri?
Elora mi más confiable amiga, sacude las manos, frente a mis ojos, para sacarme de estado meditabundo.
Sacudo la cabeza y le dirijo la mirada -lo mismo de siempre, pensando en como fueron nuestros antepasados, Elora.
Elora sacude su cabeza de lado a lado repetidamente.
-Tú y tu eterna curiosidad por los antepasados, si hay algo que podría ganarle al amor por las plantas, puede que sea esto.
Elora realiza un gesto pensativo. -Creo que te falta una pareja para bajarle a las revoluciones.
Asteri se sobresalta ante este hecho y le responde tajantemente.
-Ya lo hemos hablado un sinfín de veces Elora, que a ti te hayan prometido con Agnes, no quiere decir que todos necesitemos de ese amor.
Asteri realiza un gesto con su mano que la dirige al corazón y con gesto dramático.
A dios doy gracias por que mis padres no sean de los clanes enraizados con el tema del clasismo de especies, sino me hubiese enterrado a miles de metros de la superficie para evitar esa tragedia.
Elora voltea los ojos, no puede creer que su amigo en ciertos aspectos sea tan simple y en otras sea tan reina del drama.
Dejando el tema de lado Elora pregunta sobre otro tema.
-Sabes que estoy de vacaciones ahora, vine a pasar mi tiempo contigo, desde que estoy en la casa de los cambiaformas no he tenido el tiempo de hacerte esta pregunta.
Elora se endereza de su aspecto encorvado y pone un gesto serio.
–Siento que no estás siendo serio sobre tu futuro como ser mágico, es muy probable que seas un Lefkós mágos como tu padre, tienes el potencial para hacerlo, que tus padres no te presionen no quiere decir que podrás ignorar tus dones, la srta Ginevra estará muy feliz de recibirte, ella te esperaba desde que cumpliste la edad mínima de 14 años para integrarte a la academia, se lo ha dicho muchas veces a tu padre, pero creo que él se ha guardado esas solicitudes y no te lo ha dicho.
Elora se ha dado cuenta que su amigo ha tomado un libro y se lo muestra
–La razón es simple Elora, no quiero y no estoy interesado en temas complejos como magía y todas esas cosas que aprenden ustedes los magos, no tengo el mas mínimo interés en vivir una vida con complejidades innecesarias y solo si mi potencial es muy evidente consideraré el asistir a la academia, como por ejemplo que sea un bihibrido, ya que al tener más de una raza predominante es más difícil de controlar ambas habilidades que se tratan de superponer entre ellas, cosa que es muy poco probable que sea y solo en ese caso lo pensaría, ya que sería un peligro potencial para las personas.
Elora se esperaba esa clase de justificaciones tan concisas de su amigo Asteri y preparó una justificación de palabra y de presencia.
Elora se para de la cama y camina en dirección a la silla cercana a la ventana, mira hacia afuera, su voz sale calma.
–Te entiendo Asteri, pero a pesar de que no seas un bihibrido, si tu potencial es demasiado evidente, debes asistir a la academia para regular tus habilidades, he observado detenidamente tus talentos en 10 años de amistad, eres con probabilidad una especie rara de lefkós mágos de clase lirio orientpet, -¿tu sabes a lo que me refiero cierto?.
Asteri suspira, no pensaba que Elora fuera tan perceptiva, un día hace un par de meses atrás se sorprendió al sentir una empatía más allá de lo común con las plantas, no le había comentado nada a sus padres y simplemente empezó a cuestionar los orígenes de su magia, investigo a que se debía esa sensación.
Encontró en la intranet interestelar datos de sus sensaciones y descubrió que era muy probable que fuera un tipo raro de lefkós mágos del tipo lirio orientpet.
Al no sentirse listo para contar esta situación lo planeaba guardar un poco mas de tiempo y consultarlo con sus padres.
No obstante, no esperaba que su amiga se diera de detective privada y descubriera esta situación.
Elora continuó hablando.
Por tu bien debes tomar en consideración esta situación, si investigaste como creo que lo hiciste, sabes que este tipo de lefkós pueden ser suceptibles al sobrecalentamiento de su energía, al ser receptor de las demás energías tanto de la fauna como de la flora y a la larga criaturas mágicas como los golems o humanos como los caminants foscos te buscarán con insistencia, sabes que ellos son como polillas a la miel, tus habilidades son tentadoras para ellos.
Asteri consideró estos planteamientos y no le quedo de otra que darle en la razón a su amiga.
Elora se que te preocupas por mí, pero debo considerar a mis padres, no tanto a mi padre que creo que estará muy feliz de verme en la academia y estar en la casa que el dirige como profesor-Hace una pausa y vuelve ha hablar-pero otra cosa es mi madre Unnie, tu sabes que para ella es muy difícil hablar de temas mágicos, será muy difícil aceptar esta situación.
Elora mira con dulzura a su amigo.
–No te preocupes amigo traeré refuerzos pesados en poco tiempo, te daré tu espacio para pensarlo y cualquiera que sea tu decisión la respetaré a pesar de todo.
Con estas palabras Elora abrió la ventana y salió en forma de golondrina hacia los cielos.
Asteri se acercó a la ventana por la cual había salido su amiga y sintió rastros de su magia, tan indómita y sincera como su dueña.
Le quedaba una decisión difícil de tomar, tendrá que hablarlo con su padre para saber que hará si dice que si y las consecuencias que podría acarrear.
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